“AUTOS FANTASMAS”
No fueron pocos los automóviles, ómnibus y hasta ambulancias que durante los días de la revolución asolaron las calles de Córdoba y sus alrededores sembrando traidoramente la muerte en los puestos y las filas de los rebeldes. Se los conocía con el nombre de “autos fantasmas”. A uno de ellos y su captura se refiere la anécdota siguiente:
Ocurrió este hecho, que he de redactar, en Villa Allende, donde se destacó la juventud que luchó por la libertad de su patria.
Durante dos cuadras, sobre la Avenida Goicochea, desde el primer puente al edificio municipal, se hallaban apostados, en diversos lugares, numerosos muchachos, prestos a cualquier incidencia.
De pronto se anuncia el aproximarse de un coche contrarevolucionario (1). Todos se parapetan convenientemente debajo del puente, otros detrás de los pilares de piedra, y los más, diseminados tras los muros, alrededor y frente del edificio municipal.
La espera, aunque corta, se hace larga y nerviosa. Una voz resuena en el aire anunciando la llegada del citado automóvil. Pocos segundos más y asoma sobre el puente.
Sus ocupantes se dan cuenta de la situación y comienzan el tableteo de sus ametralladoras. La respuesta no se hace esperar. Casi al mismo tiempo todos disparan sobre el enemigo. El saldo: un auto destrozado y todos sus ocupantes –cinco en total- muertos.
Varias personas retiran el automóvil y los cadáveres de la vía pública. Luego cada uno vuelve a su puesto contento y triste a la vez. Contento por haber ganado una batalla por la Patria y por la libertad; triste por haber tenido que derramar sangre de sus hermanos.
No fueron pocos los automóviles, ómnibus y hasta ambulancias que durante los días de la revolución asolaron las calles de Córdoba y sus alrededores sembrando traidoramente la muerte en los puestos y las filas de los rebeldes. Se los conocía con el nombre de “autos fantasmas”. A uno de ellos y su captura se refiere la anécdota siguiente:
Ocurrió este hecho, que he de redactar, en Villa Allende, donde se destacó la juventud que luchó por la libertad de su patria.
Durante dos cuadras, sobre la Avenida Goicochea, desde el primer puente al edificio municipal, se hallaban apostados, en diversos lugares, numerosos muchachos, prestos a cualquier incidencia.
De pronto se anuncia el aproximarse de un coche contrarevolucionario (1). Todos se parapetan convenientemente debajo del puente, otros detrás de los pilares de piedra, y los más, diseminados tras los muros, alrededor y frente del edificio municipal.
La espera, aunque corta, se hace larga y nerviosa. Una voz resuena en el aire anunciando la llegada del citado automóvil. Pocos segundos más y asoma sobre el puente.
Sus ocupantes se dan cuenta de la situación y comienzan el tableteo de sus ametralladoras. La respuesta no se hace esperar. Casi al mismo tiempo todos disparan sobre el enemigo. El saldo: un auto destrozado y todos sus ocupantes –cinco en total- muertos.
Varias personas retiran el automóvil y los cadáveres de la vía pública. Luego cada uno vuelve a su puesto contento y triste a la vez. Contento por haber ganado una batalla por la Patria y por la libertad; triste por haber tenido que derramar sangre de sus hermanos.
Ángel Perassi
FUENTE: Revista “Nosotros los Muchachos” – Número Extraordinario – Septiembre 1955 – página 70.
NOTAS:
(1) Es decir; favorables al tirano Juan Domingo Perón.