Comisión 12 Comisión Nacional de Energía Atómica (Capítulo I)

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Capítulo I

Antecedentes para la creación del “Centro Huemul”

Para comprender el desarrollo es necesario conocer antecedentes que se remontan a fecha anterior a la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y se refieren al denominado “Caso Richter” o “Proyecto Huemul”.

1.- En mayo de 1948 (foja 21 vuelta), el doctor Ronald Richter, estando en Paris (?), “Fue llamado telefónicamente desde Suiza, por el señor Hellrick o Helferich, foja 24), posiblemente arquitecto argentino, quien le manifestó que el profesor Tank, invitado para venir a la Argentina lo había propuesto en su lugar. “El profesor Tank le hizo llegar la invitación particularmente, pero la invitación oficial provenía del señor Hellrick. El doctor Ronald Richter se había relacionado con el profesor Kurt Tank, experto en diseño y proyectos de aviones al finalizar la guerra, en Inglaterra (foja 21) y más precisamente, en Londres durante el mes de enero de 1947 (foja 29, vuelta), quien por entonces se interesaba en la propulsión de aviones mediante energía nuclear (foja 21).

2.- Poco tiempo después de aquel llamado telefónico, un capitán Peters de la Aeronáutica Argentina (foja 30), que actuaba con el brigadier Chueca (foja 21, vuelta) le ofreció a Richter un contrato que éste no aceptó, por diversas causas. Fue testigo de estas gestiones el señor Augusto Siebrecht, ex amigo de Perón, a quien conoció en Chile, siendo aquel representante de la AEG, y con el cual Richter continúa hoy en correspondencia (foja 29 vuelta) (1).

3.- Subsanadas las causas de aquel rechazo, Ronald Richter viajó a la Argentina, sin haber firmado aún contrato, llegando a Buenos Aires el “16 de agosto de 1948”.

4.- El “24 de agosto” del mismo año (1948) fue citado por el presidente de la Nación (foja 21, vuelta), con quien mantuvo una prolongada entrevista. Estaban presentes: el profesor Tank (foja 21, vuelta y 31); el doctor Augusto Siebrecht y, posiblemente, el brigadier San Martín y el brigadier Ojeda (foja 31). En esa reunión Richter explicó al presidente que “existía teóricamente la posibilidad de realizar reacciones termonucleares en cadena, y la posibilidad de que se pudieran realizar experimentalmente”, a lo cual contestó el ex presidente (2): “entonces, métele nomás” (foja 31; véase también 21, vuelta).

5.- Después de esto permaneció Richter cuatro meses en Córdoba, como huésped de Tank (foja 22). En ese intervalo firmó un contrato con la Secretaría de Aeronáutica, de él según afirma nunca obtuvo copia (foja 30), en “noviembre de 1948”. El brigadier Ojeda ordenó la instalación, en Córdoba de un laboratorio particular para Richter (foja 22) de acuerdo con los términos de ese contrato.

6.- En dicho laboratorio se produjo en 1949, un pequeño accidente, a raíz del cual Richter manifestaba que había sido violado su laboratorio, y que en esa forma él no podía seguir trabajando en razón de que suponía que ese obedecía a un proceso de espionaje (foja 128). El ex presidente puso el hecho en conocimiento del coronel Enrique D. González, quien se trasladó a Córdoba (foja 128, vuelta), donde se entrevistó con Tank, “a cuyo pedido había sido contratado Richter”, quien le explico que lo ocurrido fue que, a causa de un cortocircuito durante la noche, había sido necesario violentar la puerta para que entrara el personal dedicado a la lucha contra incendios. Esto sucedía, según Richter, en una entrevista secreta de González con Tank en Villa del Lago (Córdoba) en “enero de 1949”; pero posiblemente fue algunos meses después.

7.- Vuelto el coronel González a Buenos Aires, y enterado el ex presidente (3) de lo sucedido, le manifestó a aquél que “era su deseo que Richter trabajara con la más absoluta independencia, y que se le facilitaran todos los asuntos para poder encarrilar su investigación” (fojas 128, vuelta) y para ello se decidió buscar otro lugar donde instalar el laboratorio, para lo cual Tank y Richter fueron trasladados a Buenos Aires (foja 129) y en una reunión con el ex presidente, presentados al general Joaquín Sauri quedando a cargo de este último y de acuerdo con los anteriores, la elección del lugar donde debía instalarse el nuevo laboratorio. A este fin sobrevolaron varias veces la Patagonia. El brigadier Ojeda propuso una zona desierta de San Juan; también de Calamuchita y Catamarca (foja 22). Perón propuso la zona de Rio Negro y Neuquén, adonde también concurrieron, interviniendo además un hijo del coronel González. En el viaje a Neuquén conoció Richter la isla Huemul y la eligió, según él, por las siguientes razones: “1º posibilidad de abundancia de agua pura y fresca; 2º falta de polvillo, que perjudica los aparatos; 3º porque para guardar el secreto una isla es lo mejor” (foja 31).

8. Conviene aquí hacer notar que Richter atribuye al brigadier Ojeda la causa del traslado del laboratorio, “por temor posiblemente a una explosión (foja 31). Esta explicación no concuerda con la antes mencionada, quedó al coronel González el profesor Tank, sin duda el más consecuente defensor de Richter. No será ésta la única tergiversación de la verdad que le anotaremos.

9. En “junio de 1949” tuvo lugar (foja 22) una importante reunión en el despacho presidencial, asistiendo el brigadier Ojeda, el general Sosa Molina, el ministro de Marina, el director de Parques Nacionales, el mayor Monti (jefe de la guarnición Bariloche), el teniente coronel Plantamura y el reverendo padre Bussolini (foja 22), resolviéndose la creación del “centro Huemul” y poniéndolo bajo la dirección de Richter.

Según el “diario” de Richter esta reunión habría tenido lugar en 21 de julio, asistiendo: ministro de Asuntos Técnicos, mayor Monti, profesor Tank, doctor Siebricht. No había, pues, asistido el reverendo padre Bussolini (su declaración, foja 208), ni el coronel González (su declaración, foja 130), ni el teniente coronel Plantamura.

10. El general Sauri y el capitán Pasolli se encargaron del trabajo de construcciones (limpieza de la isla, caminos, edificios, etcétera). La misión de seguridad estuvo a cargo del capitán Podri. La vigilancia la ejerció el mayor Monti y la parte técnica quedó a cargo de Richter, con la colaboración del doctor en ciencias fisicoquímicas Wolfang Elhrenberg y el técnico Heinz Jaffique, ambos venidos de Alemania a pedido del mismo Richter. Colaboró también el doctor Greinel y actuó como asistente la señorita Jagsich, hija de un profesor de meteorología de la Universidad de Córdoba. “No había ningún argentino entre el personal técnico”, según textual declaración del propio Richter (foja 22, vuelta).

NOTAS:
(1) Se refiere al tiempo aquel en que este informe se escribe; hacia 1958. (nota del transcriptor).
(2) Juan Domingo Perón. (nota del transcriptor).
(3) Juan Domingo Perón. (nota del transcriptor).


(Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 638 a 639)