Comisión 12 Comisión Nacional de Energía Atómica (Capítulo III)

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Capítulo III
La cuestión científica (referente al proyecto Huemul)

1. Con lo que precede está probado, por las opiniones concordantes de personas de autoridad científica y técnica, que no existió ninguna prueba que permitiera afirmar que en los experimentos realizados por Richter en la isla Huemul se haya logrado producir reacciones termonucleares en cadena y controladas y por lo tanto, que fue acertada la resolución que puso término aunque tardíamente, el respectivo proyecto.
2. Pero esta Comisión Investigadora tiene por misión deslindar responsabilidades: decidir si hubo imprevisión, imprudencia, incuria, intención dolosa, etcétera, en quienes propiciaron y mantuvieron la realización de ese proyecto y especialmente en su principal autor: Ronald Richter. Para ese efecto, los informes citados contienen sólo indicios parciales, que esta Comisión Investigadora ha procurado ampliar y precisar. Para ello es previo un capítulo exhaustivo sobre la cuestión científica. Por otra parte, habrá que investigar además toda denuncia o indicio de irregularidades administrativas, que pudieron ser, o haber sido motivo de sanción punitiva.
3. La cuestión científica referente al “proyecto Huemul” no consiste en decidir si ahora, o en un futuro más o menos lejano, será posible obtener la liberación de energía mediante reacciones termonucleares controladas. En el estado actual de la ciencia hasta ahora publicada, tal cuestión no puede ser objetivamente resuelta. Pero, además, no tiene ninguna relación con el “caso Richter”; y toda tentativa para derivar éste hacia dicha cuestión, tergiversa el planteo correcto del mismo.
4. Las cuestiones que inmediatamente debieron plantearse, en 1949, cuando se resolvió crear el “centro Huemul” (capítulo I, 9), son las siguientes:
5. ¿En el estado de la ciencia entonces conocida –y aún ahora- era prudente confiar en que una sola persona poseyera un secreto que permitiría aquella realización, sin exigirle que lo expusiera ante personas capaces de juzgarlo?
La respuesta a esta pregunta es terminantemente negativa. La obtención de energía para usos industriales mediante reacciones termonucleares, no puede afirmarse que fuera entonces, ni que no lo sea ahora, absolutamente imposible; pero es extremadamente improbable que dependa y pueda resolverse merced a un secreto descubierto individualmente; y por lo tanto fue imprudente confiar en que así pudiera ser, sin exigir la exposición del respectivo secreto, antes de confiar a su presunto poseedor muy cuantiosos bienes nacionales (1).
6. ¿Aun si se contestara afirmativamente a la pregunta anterior, era después posible que tal proyecto pudiera realizarlo aisladamente una sola persona? Esta Comisión comparte al respecto la opinión que habría expresado el profesor Enrique Fermi, premio Nobel, inventor del “reactor de uranio” denominado “pila heterogénea”, y que ha sido referida a fojas 294, vuelta, “Si a uno como yo, lo hubieran puesto aislado en una isla, como estaba Richter (corría ya el mes de diciembre de 1951), no habría concretado seguramente nada; por cuanto nosotros trabajamos en equipo; cada día lo hacemos aisladamente unas horas, y en el mismo día nos reunimos después para discutir los resultados, en cuya oportunidad nos damos cuenta de los errores cometidos por cada uno. Por este motivo ni siquiera nos hemos interesado por los resultados enunciados por la prensa internacional, que consideramos fruto de pura fantasía”.
7. Aun respondiendo afirmativamente a la pregunta anterior, ¿Justificaban los antecedentes de Ronald Richter, que se pusieran a su disposición tan costosos elementos para realizar sus ensayos?
Esta Comisión Investigadora contesta también negativamente a esta pregunta. Ronald Richter no había publicado hasta entonces, ni lo ha hecho después, ningún trabajo científico. De su propia declaración (fojas 27, vuelta, a 29, vuelta), resulta que durante y después de la última guerra deambuló de uno a otro laboratorio y de uno a otro país, lo cual no recomienda a ningún investigador serio, y que se ocupó de muy diversos temas: activación de catalizadores, especialmente para la industria del petróleo; perfeccionamiento de acumuladores livianos; investigación de vibraciones en la estructura de los aviones; investigación de turbulencias en túneles aerodinámicos, y otros temas. Pero según sus propias declaraciones, solo habría trabajado en física nuclear durante “poco más de seis meses” con un generador de alta tensión Vandegraaf (foja 27, vuelta, in fine) desde fines de 1942 (foja 28, vuelta), o principios de 1943 hasta agosto de este mismo año, en que pasó a trabajar en el Ministerio de Aeronáutica (foja 29). Su trabajo en física atómica consistió, según él (foja 28), en “obtener curvas de excitación y secciones eficaces”, que no fueron publicados, referentes a las reacciones (foja 29), consignada en la foja 41. Como se ve, nada se esto se refiere a reacciones termonucleares, ni a un nuevo procedimiento para liberar energía nuclear. Las determinaciones que según el mismo habría realizado con el generador de Vandegraaf constituyen la aplicación clásica de este aparato; y ya en esa época (1943), sólo eran un tema para trabajos de rutina.
8. ¿Se intentó, entonces, conocer siquiera, fidedignamente, los antecedentes científicos de Ronald Richter? Formulada esta pregunta al coronel González (foja 129 y vuelta), contestó: “Que entonces no, porque el declarante consideraba que se trataba de una investigación de laboratorio, sin mayor volumen. Pero que posteriormente, hacia fines del año 1950, habiendo conocido al señor Mario Fano y en el transcurso de una conversación, se enteró que era primo hermano del profesor Enrico Fermi. Como el doctor Fano viajaba a Italia, le pidió que le preguntara al doctor Ferni si lo conocía a Richter. A su regreso, el doctor Fano le dijo que el doctor Fermi le había expresado que sí, que lo conocía y que figuraba, aunque no como persona de gran importancia entre los hombres que los Estados Unidos de América deseaba llevar a aquel país”. Esta manifestación ha sido solo parcialmente corroborada por el doctor Fano, pues, desde luego (foja 274, vuelta), manifiesta que no fue a requerimiento del coronel González, sino espontáneamente que, de vuelta de su viaje a Italia, en enero de 1952, le comunicó: “que el profesor Ferni le dijo en esa ocasión que el nombre de Richter figuraba en la lista de los físicos especializados en física, tomados en consideración por los anglo-norteamericanos en Europa, y ocupaba el penúltimo lugar sobre unos sesenta, de los cuales aproximadamente cuarenta fueron contratados por Estados Unidos de América”. Preguntado (ídem) “si está seguro de la fecha indicada” contestó: “que si, por cuanto se encontró con el profesor Fermi a fin del año 1951”, Como se ve, hay por lo menos diferencia de un año entre las fechas indicadas por uno y otro declarante para el mismo hecho. Por otra parte, obra en poder de esta Comisión Investigadora (bibliorato 1, fojas 166 y siguientes), copia auténtica de una información producida para el ministro de Asuntos Técnicos, el 30 de octubre de 1951, por el doctor ingeniero Juan B. de Nardo, a la sazón en Chicago, y entregada a la embajada argentina, en la cual refiere una conversación con el mismo profesor Fermi: “Me preguntó –dice Nardo- el doctor Fermi, que pensaba yo del anuncio que sobre energía nuclear hizo Richter. Le comenté que no conociendo a fondo el problema no podría opinar, pero que, teniendo fe en el anuncio del señor presidente (2), suponía que lógicamente se habría comprobado el hecho antes del anuncio.
“A mi vez –para mi información- solicité la opinión del doctor Fermi, quien me contestó más o menos: “Nunca escuché hablar del señor Richter, y lo que es más, los trabajos en el tema, tan conocidos entre la gente que trabaja en el mismo campo, ni lo mencionan. Yo he sido amigo de Von Traubemberg –fallecido hace dos años- pero nunca oí de Richter…”
Debemos aclarar que Von Traubemberg había sido profesor de Richter.
De estas constancias resulta que ambas manifestaciones Fermi fueron hechas a fines de 1951, “después del anuncio del ex presidente (capítulo II 6.) y no en 1950. Además, en octubre de aquel año, el profesor Fermi estaba en Chicago, y aún no tenía ninguna noticia de Richter, por tanto, la lista a que se refirió al hablar con el doctor Fano a fines del mismo año la conoció posteriormente en Italia, y sin duda recientemente, por lo cual recordaba aún el detalle que Richter ocupaba el penúltimo lugar; y su nombre en ella le llamó la atención a causa del anuncio del ex presidente. Tal vez fue este anuncio el que determinó su inclusión. Es evidente que esta mención carente de toda significación, y se refiere a una fecha (principios de 1952), en que ya se había invertido mucho dinero en el “proyecto Huemul” (capítulo II, 3). El profesor Fermi, desgraciadamente, ha fallecido.
9. Independientemente de sus antecedentes: ¿Hubiera sido posible juzgar de la capacidad científica de Ronald Richter en cuanto a sus conocimientos de física y su criterio crítico para juzgar los resultados experimentales?
A este respecto su declaración es muy ilustrativa (hoja 28, vuelta). Preguntando: “¿Cuál fue la presión en el interior del plasma y cómo la determinación? Contestó: La presión fue medida por el ensanchamiento de las líneas espectrales del hidrógeno y del litio, registrado en forma continua con placa móvil. Se comprobó así que al iniciarse la explosión se tiene un espectro molecular de bandas que se transforma en espectro atómico de líneas de hidrógeno, de litio y de helio, y éstas se ensanchan hasta dar el espectro continuo; y cuando el impulso disminuye, se produce nuevamente el espectro de líneas. En el momento del máximo impulso y ensanchamiento, se produce, por efecto Doppler, un corrimiento total del espectro hacia el violeta, de modo que, fotografiado el espectro continuo, la posición del máximo de energía permite calcular con la fórmula del efecto Doppler la velocidad de los átomos y, por lo tanto, la presión, y ésta es la responsable de la multiplicación de la reacción”.
10. Como se sabe el efecto Doppler produce:
a) Ensanchamiento de las líneas espectrales, que se debe al movimiento desordenado calorífico de los átomos emisores y aumenta, por lo tanto, con la “temperatura”, por lo cual permite calcularla.
b) Corrimiento de las mismas líneas, que depende de la velocidad de traslación de la fuente luminosa “en conjunto” respecto del espectrógrafo, y permite calcular la componente radial de dicha velocidad.
11. Richter confunde este segundo efecto con la “ley de desplazamiento de Wien”, que se refiere a la posición del máximo de energía en el espectro “continuo” del cuerpo negro, cuyo desplazamiento depende de la temperatura del cuerpo, y también permite calcularla, “pero con otra fórmula”.
Además, ninguno de los tres fenómenos permite por si solo calcular la presión del gas que emite el espectro de líneas, ni del “plasma” al que atribuye el espectro continuo.
12. Podría pensarse que Richter es un sabio tan especializado en física atómica que pudo haber descuidado algunos conocimientos de física clásica. Pero es que, además, ha incurrido en errores de la misma magnitud respecto de conocimientos elementales de física atómica. En su réplica al informe de la Comisión Técnica (cap. II, 14) dijo: (bibl. 2, foja 305) “Debe hacerse presente a los expertos que por esta razón fue inyectada agua común mediante nitrógeno, para poder utilizar las líneas atómicas del espectro del hidrógeno como prueba de ionización.” Para eliminar toda duda acerca de la traducción de este párrafo se transcribe el correspondiente texto en alemán (íben, foja 313): Die Expert werden diaran erinnert, dess sus diesen Grunde das normale Wasser mit. Hilfe von Stickstoff eingeprintzt Wurde, demit man das Atomlinienspectrum des Wasseratoffes als Ionisationstest verwnden kann.
Pues bien: el átomo de hidrógeno es el “protón” y carece de espectro de líneas; pues no posee electrones orbitales que pudieran producirlo, conocimiento elemental que no ignora ningún estudiante.
13. Todo esto en cuanto a sus conocimientos de física. En cuanto a su criterio crítico de la experimentación, está dicho en el párrafo antes transcripto (Nº 9) que la transformación sucesiva del espectro de líneas en el de bandas y luego en continuo, para seguir después el orden inverso fue “registrada en forma continua con placa móvil”, con una velocidad de un centímetro por segundo (foja 39). Preguntado: “¿Cuánto dura cada impulso?” Contestó: “del orden de los tres microsegundos (millonésimos de segundo)” (foja 39, vuelta). Pues bien, en este intervalo la placa fotográfica se habría desplazado tres millonésimos de centímetro, es decir, la “milésima parte” del diámetro de un cabello, y es evidente que así no es posible registrar ni observar el proceso; el desplazamiento de la placa es para ello totalmente innocuo. Por consiguiente, Richter demostró aquí no poseer suficiente criterio experimental. Pero además, es evidente que no pudo realizar y observar con ese procedimiento el proceso que menciona, y por tanto ha faltado a la verdad cuando dijo que así lo habría hecho para determinar la presión.
14. En resumen: Ronald Richter ha incurrido en su declaración ante esta Comisión Investigadora y en su réplica al informe de la Comisión Técnica, en errores respecto de conocimientos elementales de física, que no serían excusables en un alumno universitario de esta materia. Ha demostrado, además, no poseer suficiente criterio crítico experimental, de tal modo que no puede confiarse en las consecuencias que deduce de sus propios experimentos.
Finalmente, ha faltado a la verdad, afirmando haber realizado determinadas comprobaciones experimentales con un método con que hubiera sido imposible obtenerlas.
15. Adviértase –y eso es lo importante a los efectos del cometido de esta Comisión Investigadora (Nº 12)- que para llegar a las anteriores determinaciones no ha sido necesario mencionar el pretendido secreto Richter, y por tanto, es evidente que si antes de proporcionarle los costosos medios para realizar el “proyecto Huemul” se lo hubiera enfrentado con los físicos argentinos, se habría puesto en evidencia su incapacidad para llevarlo a cabo, sin necesidad de que revelara aquel secreto.
Como elemento ilustrativo al respecto puede citarse lo declarado por el capitán Iraolagoitía a propósito de su primera visita a Huemul, después de ser designado director nacional de Energía Atómica: “Que recuerda que en esa oportunidad anotó catorce respuestas disparatadas, a juicio del declarante, de las que son ejemplo las cuatro mencionadas” (foja 240); y en efecto lo son; aunque no fueran cuatro, sino sólo tres las mencionadas.
La anterior conclusión fue anticipada por esta Comisión Investigadora Nº 12, y comunicada a la Comisión nacional de Investigaciones el 7 de noviembre próximo pasado; pero se pidió que no se diera a publicidad (nota del 10 de noviembre del año 1955) para no entorpecer otras comprobaciones que se mencionarán más adelante (capitulo IV).
16. Cada vez que se invoca la ignorancia de alguien para negarle la posibilidad de un hallazgo en contra de los principios admitidos por la ciencia, se trae a colación en contrario el ejemplo de Colón y los sabios de Salamanca. Conviene sin embargo tener en cuenta:
1º) Que no eran tales sabios, pues negaban la redondez de la tierra, que ya conocían los pitagóricos y aceptaban los griegos de Alejandría, quienes llegaron a determinar muy aproximadamente la longitud de un meridiano (Eratóstenes; 236-195 a. J. C.);
2º) Que Colón estaba muy equivocado respecto de las dimensiones terrestres, y por lo tanto de su posibilidad para llegar a las Indias orientales navegando hacia Occidente, pues en contra de aquella determinación las suponía muchísimo menores, por lo cual, de no haber existido el continente americano, contingencia que él no podía prever, se hubiera perdido irremisiblemente en el mar con tres naves y todos sus tripulantes, como estuvo a punto de que le sucediera; y como sucedió con el proyecto Huemul por confiar, según veremos, en otros “sabios de Salamanca”.
17. Desde el punto de vista del cometido de esta Comisión Investigadora interesa la siguiente cuestión: ¿Tenía efectivamente Richter algún secreto respecto de la posibilidad de producir reacciones termonucleares? Aunque no pudiéramos llegar a una respuesta categórica, debiéramos analizar su pretendido “secreto”. La dificultad para ello consiste en que en diversas ocasiones ha dado diferentes versiones contradictorias del mismo, y unas veces ha expuesto determinados fundamentos teóricos que ha negado otras veces. Requerido por esta Comisión para que hiciera “la descripción del experimento” que supuso exitoso, respondió (foja 37): “Que consistió en la inyección de litio y de agua pesada en el plasma de un arco eléctrico; y en cuanto la fecha, 16 de febrero de 1951. Preguntado: ¿De que eran los electrodos del arco? Contestó “Que en ese experimento dispuso un tubo de aluminio de pared delgada lleno de los reactivos litio y agua pesada conectado en sus extremos a dos gruesos electrodos de cobre y que se hacía explotar por medio de la corriente” Además (foja 39, vuelta);
18. Preguntado: ¿Qué otros experimentos sobre reacciones termonucleares realizó? Contestó: La misma experiencia pero en cambio de una única explosión usó un arco voltaico continuo entre dos electrodos de carbón y en cuyo plasma se inyectaba litio y agua pesada; y en otro experimento, hidruro de litio”… “Preguntado: ¿Cuál fue la intensidad de la corriente eléctrica? Contestó: 100 (cien) amperes; pero aclara que no es la intensidad de la corriente la variable fundamental sino la tensión aplicada, que fue de 1.000 voltios, y que el arco se producía en el eje de un reflector cilíndrico de hormigón de 2 (dos) metros de diámetro; que la onda explosiva producida al concentrarse nuevamente en el eje el plasma era comprimida con lo cual la tensión subía adecuadamente y este proceso se repite constantemente con alta frecuencia”. Más adelante (foja 38): “Manifiesta al respecto que por el silencio que le impuso el ex presidente (3) realizó las experiencias sin dar las explicaciones previas que ahora ha expuesto por primera vez, de tal modo que esta Comisión ignoraba la base teórica del experimento” (se refiere a la de expertos; capítulo II, punto 12).
No obstante, en la réplica al dictamen de la misma Comisión (bibliorato 2 a foja 321) parece asignar al reflector la función de reflejar los neutrones que se hubieran evaporado del plasma, pero no la onda explosiva, a la cual atribuye ahora las condiciones indispensables para producir la reacción termonuclear.
19. La declaración continúa (foja 38): Preguntado: si repitió el experimento, contestó: que sí, ante el coronel y el capitán González y posteriormente ante la comisión formada por el doctor Balseiro, el ingeniero Bancora, el capitán Beninson, el padre Bussolini y el profesor Gamba.” (4)
20. Pues bien: hay repetidas constancias de que los experimentos que presenció la mencionada Comisión Técnica no se hicieron en el interior de “un reflector cilíndrico de dos metros de diámetro”, sino en un local cuadrangular de grandes dimensiones. La instalación correspondiente ha sido minuciosamente descrita por varios miembros de dicha Comisión, y ninguno de ellos menciona el reflector cilíndrico (bibliorato 2: informe del capitán Beninson, foja 269; del ingeniero Bancora, ídem 282; del ingeniero Gamba, ídem 287). Además, cuando esta Comisión Investigadora visitó la isla Huemul (foja 79), tuvo ocasión de ver aquella instalación, acompañada por el doctor Balseiro (ídem) y el señor Fernando Manuel Prieto, de los cuales el primero formó parte de la Comisión Técnica y en su carácter de tal presenció las demostraciones hechas por Richter, y el segundo permaneció siempre en Bariloche, asegurando que era la misma empleada por el mencionado Richter, y que concuerda, por otra aprte, con las descripciones mencionadas. Pues bien, tomando la descripción hecha por el capitán Beninson, por ser la más breve, tenemos (foja 269):
“La parte medular del “reactor” la constituye un arco voltaico fijo y de potencia graduable, con un circuito eléctrico oscilante, formando este conjunto una variante del arco “musical” de Dudell, utilizando en radiotelegrafía por Poulsen y otros, antes del advenimiento de la lámpara termoiónica.
“Este equipo se halla complementado por un electroimán de campo magnético variable, teniendo sus masas polares perforadas en su centro para permitir la inyección, bajo distintas presiones, hacia los carbones, y perpendicularmente a ellos, de los elementos que se procura desintegrar.”
21. Es evidente que la teoría anterior (Nº 13) “expuesta por primera vez” ante esta Comisión Investigadora no se acomoda con este dispositivo experimental. Pero tenemos que decidir si Richter “guardó el silencio que le impuso el ex presidente”, o si esto es otro de sus subterfugios.
La teoría de un experimento que se adapta al dispositivo descripto, y que fue presenciado por la Comisión Técnica, ha sido expuesta por Kart Tank en el memorándum que dirigió desde Villa del Lago (Córdoba) el 20-VI-1950 al “Sehr geehrter Herr Brigadier”, sin nombrarlo, y como corre agregado a este expediente a fojas 9 y 10. Su traducción está agregada a fojas 11, 12 y 13. y va dirigida al “director de la Escuela Superior de Guerra Aérea”, por lo cual es de suponer que fue éste quien recibió el memorándum original; o por lo menos, que sabía a quién fue dirigido. Además, a fija 10 vuelta, figura una anotación en alemán (P. S.) de la cual se deduciría, si es auténtico del mismo Kart Tank, que la traducción habría sido motivada por él a la misma persona a quien dirigió el memorándum. Esta Comisión Investigadora ha tratado de averiguar quién fue esa persona, para lo cual dirigió la nota de fecha 9 de diciembre del año 1955 que corre a fojas 388 a su excelencia el señor ministro de Aeronáutica, quien, con fecha 30 de dicho mes, expresó que se trataba del brigadier don Heriberto Ahrens (actualmente brigadier mayor). Teniendo en cuenta que el día 31 de diciembre próximo pasado finalizó el cometido de esta Comisión, los integrantes de la misma se vieron imposibilitados de efectuar la correspondiente averiguación. Se considera, sin embargo, que el contenido del memorándum y la firma de Kart Tank en él son autenticas.
22. Pues bien, dice el memorándum (foja 129: “3º El procedimiento propuesto por el doctor Richter de la utilización de la energía nuclear, cuya realización está en preparación, consiste en el hecho de iniciar de un modo diferente (que en la bomba de hidrógeno) el proceso de encendido de la transformación técnica.”
“El doctor Richter descubrió, con motivo de sus ensayos experimentales en Alemania durante la guerra, la posibilidad de hacer cuasi estable la estructura molecular por la isomerización de los núcleos por medio de campos magnéticos. Por la superposición de este estado con un campo magnético de frecuencia adecuada se forma un proceso de resonancia por el cual el núcleo atómico resulta inestable y pasa a otro estado por el suministro de energía de radiación. Por la selección de elementos adecuados se pueden conseguir temperaturas por este proceso de transmutación nuclear (20 millones de grados) que corresponden a la temperatura solar mencionada. Después de la iniciación de este procedimiento de encendido se puede mantener de esta manera este proceso de combustión “atómica” por el suministro adicional de otros elementos como los mencionados en el Nº 2” (núcleos livianos).
“El problema en este caso consiste en el hecho de que se disponga de procedimientos de control adecuados por medio de los cuales los procesos son controlables en su desarrollo en cualquier momento. Los trabajos realizados hasta hoy por el doctor Richter se han dirigido, principalmente, al desarrollo del procedimiento de control y llegaron al éxito esperado.”
No es necesario insistir sobre los disparates que se dicen en estos párrafos. El tal proceso de resonancia fue demostrado imposible por el doctor Balseiro (capítulo II, punto 16). Aun cuando no fuera así, el “proceso de transmutación” del pretendido isómero de mayor energía con “suministro de energía” de radiación” no podría elevar la temperatura, a menos que la energía radiante producida fuera absorbida térmicamente, lo que está muy lejos de ser probable, tratándose de rayos gamma, como es el caso de las denominadas transmutaciones isómeras, etcétera.
23. El informe anterior fue, evidentemente, dictado por Ronald Richter al señor Kurt Tank, pues este (foja 22) no es físico atómico (y, sin ninguna duda, entiende muy poco del asunto) en una visita que aquel le hizo en Villa del Lago. Corrobora nuestra afirmación un indicio que, sin ser absolutamente seguro, lo es suficientemente para este objeto: en el “diario de Richter”, que esta Comisión Investigadora ha revisado, consta la siguiente anotación: “junio 21 de 1950; viaje peligroso desde Córdoba a Buenos Aires; yo había visitado al profesor Tank.” Es decir, Richter regresó de Córdoba, después de haber visitado a Tank en Villa del Lago, al día siguiente de la fecha del memorándum de este.
24. Debemos, pues, puntualizar sus afirmaciones, a saber:
a) Que Richter había descubierto “con motivo de sus ensayos “experimentales” durante la guerra, la posibilidad de hacer cuasi estable la estructura molecular por la isomerización de los núcleos por medio de campos magnéticos”. Pero en su declaración en la Jefatura de Policía y refiriéndose a sus trabajos en Europa, dijo (foja 21): “Que dedicado desde un principio a trabajos de investigación pura, trató de desarrollar la “teoría” de obtener altas temperaturas de reacciones termonucleares mediante la focalización exclusiva en un sentido análogo al de la carga hueca en balística.” Es, como se ve, la teoría del reflector de la onda explosiva; esto dijo el 4 de octubre próximo pasado, pero no hizo ninguna mención al proceso de isomerización mediante campo magnético. Sabemos, además, por sus propias declaraciones (véase Nº 7) que había trabajado experimentalmente en física nuclear, solo unos seis meses y en un asunto totalmente diferente (con el generador Vandegraaf).
b) Que los trabajos de “Richter se han dirigido principalmente al desarrollo del procedimiento de control y llegaron al éxito esperado”. Esto fue escrito en junio de 1950, “ocho meses antes” que el “primer experimento” para obtener una reacción termonuclear tuviera el pretendido éxito, tan ruidosamente anunciado.
¿Cómo pudo saber que el procedimiento de contralor de reacciones termonucleares llegó al éxito esperado, antes de haberlo obtenido?
Todo esto está firmado y afirmado por el señor Kurt Tank, ausente ahora del país. ¡Que su ejemplo nos sirva para ponernos en guardia frente a algunas “celebridades” extranjeras, a que era un afecto el ex presidente! (véase página 446 del expediente).
25. A pesar del silencio que le impusiera, según él dice, el ex presidente (número 18), es indudable que Richter expuso la teoría anterior a la Comisión Técnica (capítulo II, 12), pues el doctor Balseiro, que no figuraba entre los firmantes de la pericia anterior (capítulo II, 11) la relata extensamente en su informe (bibliorato 2, fojas 260 y siguientes); y sin duda no pudo él inventarla ni adivinar que fuera la de Richter. Por otra parte el ingeniero Bancora “manifiesta obtener la resonancia mediante el efecto de Larmor”, que a continuación describe.
Por tanto: o no era ese el secreto de Richter o violó la consigna que le impuso el ex presidente.

26. Los cálculos del doctor Balseiro mediante la fórmula de la precesión de Larmor fueron tan concluyentes, que Richter ni intentó siquiera contradecirlos en su réplica. Por eso la Comisión Técnica pudo después decir al respecto (bibliorato 2, foja 340): “Es de importancia señalar, por otra parte, que en su respuesta el doctor Richter no menciona, en forma alguna, la mencionada aplicación del efecto de precesión de Larmor, acerca de cuya obtención se le han señalado objeciones.”
27. Podemos ahora responder con gran verosimilitud a la cuestión planteada en el número 17, a saber:
Richter nunca tuvo secreto alguno que permitiera siquiera la posibilidad de obtener reacciones termonucleares, controladas o no. Solo tuvo algunas vagas ideas que a él le parecieron muy acertadas, a saber, sucesivamente:
1º Producir una elevadísima temperatura mediante la volatilización (arco) de una lámina metálica delgada por una corriente muy intensa. Es la teoría de su primer experimento del 16 de febrero de 1951, que ya había sido intentado por otros, sin resultado. Tal vez llegó a saberlo posteriormente Richter, por lo cual abandonaría este método.
2º La isomerización de los núcleos mediante campo magnético (precesión de Larmor) es la disparatada teoría de los experimentos que mostró a la Comisión Técnica.
3º La teoría de la concentración por reflexión de una onda de choque, es solo un subterfugio muy posterior para seguir sosteniendo que estaba y está en posesión de un gran secreto, puesto que en los experimentos recién mencionados faltaba el “reflector cilíndrico”, elemento indispensable para realizar esta idea. La posible utilización de una onda de choque para iniciar reacciones termonucleares no “es original de Richter”, pero hasta ahora las temperaturas alcanzadas en tales ondas están muy por debajo de las que se requerirían.
28. La conclusión enunciada en el número anterior se corrobora con los hechos siguientes:
1º Después de realizado el experimento del 16 de febrero de 1951, modifica el dispositivo experimental; suprime el “reflector cilíndrico”; substituye por un arco la volatilización por la corriente; agrega el campo magnético, el circuito oscilante, etcétera.
2º Ensaya, además, las ideas más peregrinas. En algunos de sus experimentos colocaba altoparlantes sobre el arco voltaico, los cuáles eran accionados por el oscilador y que indefectiblemente terminaban quemados por la cercanía del arco (foja 241). Este hacho ha sido relatado minuciosamente por un testigo presencial (foja 260, vuelta): “Que se producía un arco voltaico entre carbones en un campo magnético producido por un gran electroimán. Sobre el arco se colocaba un altoparlante de doce pulgadas que a veces era sostenido por un arco de madera. Este altoparlante era excitado por un oscilador de frecuencia audible variable, comenzando con un tono muy grave hasta llegar a un agudo extremadamente penetrante. Al final del experimento se producía una llamarada de calor muy rojizo y finalmente se quemaba el altoparlante.” Agrega que así se quemaron seis u ocho de estos.
En cierta oportunidad, Richter negó que utilizara altoparlantes (foja 241, vuelta); y esta Comisión no ha podido decidir al respecto, pero no es imposible que lo hiciera.

NOTAS:
(1) No solamente dinero y recursos materiales y humanos; también el riesgo ecológico – ambiental que estas actividades pueden traer si no son debidamente controladas. (Nota del transcriptor).
(2) Juan Domingo Perón, quien ese 24 de marzo llegó a decir “que la energía barata se compraría en embases grandes y chicos como los de la leche”. (Nota del transcriptor).
(3) Juan Domingo Perón. (Nota del transcriptor).
(4) Ver notas 6, 7 y 8 del capítulo II. (Nota del transcriptor).
Fuente: Documentación Autores y Cómplices de las Irregularidades Cometidas durante la Segunda Tiranía – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de la Nación - Tomo 1 – año 1958 – páginas 643 a 652).