Lo que usted encontrará en estas páginas son documentos históricos del período, sus transcripciones textuales y comentarios con citas y notas para comprenderlos mejor. Lea aquí la historia del peronismo que se oculta, se niega o tergiversa para mantener un mito que no es.

Contenidos

TENGA EN CUENTA: Que vamos publicando parcialmente las transcripciones a medida que se realizan. El trabajo propuesto es ciertamente muy extenso y demandara un largo tiempo culminarlo. Por eso le aconsejamos volver cada tanto para leer las novedades.

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Revista Nosotros los Muchachos - La hora de la Libertad

Para la Aviación de Córdoba sonó antes
LA HORA DE LA LIBERTAD

Todas las bases aéreas de la República sabían que a la hora 0 del día 16 de setiembre (1955) se produciría el pronunciamiento revolucionario destinado a eliminar del país y para siempre, la opresión, el oprobio y la infamia.


La guarnición de la ciudad de Córdoba, impaciente e inquieta, se adelanta en quince minutos al alzamiento general.


A las 23 y 45 fueron reducidos el brigadier Cabanes, el vicecomodoro Careilac y los comandantes Machado y Perrone. A la 0 hora, la escuela de Aviación Militar, al mando del comandante Jorge Martínez Zuviría, y la Escuela de Suboficiales al mando del comandante Oscar Tanco, ocuparon las instalaciones de la base.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, es decir, a las 0:45 horas,un grupo de cadetes y aspirantes, a las órdenes de los capitanes Castellanos y Perrone, ocupaban, sin disparar un tiro, el “I.A.M.E” (Industrias Aeronáuticas y Militares del Estado); donde trabajaban doce mil personas.

Esto da una idea aproximada de la perfecta organización del comando revolucionario. A las 2 de la mañana, el capitán Oscar Bolangelino se dirige al domicilio particular del comodoro Krause y le ofrece la dirección del movimiento. El comodoro Krause había solicitado su retiro, el que se encontraba a la firma del ex ministro de Aeronáutica, brigadier San Martín.

El comodoro Krause acepta y se traslada a la base, convirtiéndose en el jefe aéreo revolucionario y envía diez minutos más tarde al general Lonardi este lacónico parte: “Situación aeronáutica resuelta”.

He aquí los movimientos revolucionarios desde el momento que se produce el pronunciamiento hasta el instante en que el general Lonardi se entera de la situación de la aeronáutica.

LA LUCHA.-

A las tres de la madrugada se inicia la lucha, en la Escuela de Artillería, reforzada por las tropas aerotransportadas del Ejército, al mando del Mayor Mones Ruíz, contra la Escuela de Infantería, al mando del coronel Brizuela, unidad perteneciente al grupo de ejército de la 4ª división, cuyo jefe era el general Morello.

En la Escuela de suboficiales solo quedaban alumnos del primer curso, jóvenes de quince a diez y siete años. Los restantes combaten contra las fuerzas del general Morello. A las 9 de la mañana del día 16, después de seis horas de lucha, la situación es crítica para cierto sector de las fuerzas del general Lonardi. A las 9 recibe un llamado urgente del comandante Arenas Nievas, solicitando, de parte del general Videla Balaguer, auxilio, porque sus puestos de Alta Córdoba, compuestos por escasas tropas y civiles armados, se hallan rodeados por policías provinciales y federales.

Inmediatamente se envía la compañía del primer año, que había quedado en la Escuela de Suboficiales, compuesta –repetimos- por adolescentes. Los futuros suboficiales se baten con denuedo, valentía y temeridad. Rompen el cerco, toman prisioneros y gran cantidad de armas, y sobre todo, salvan la vida del general V. Balaguer, seriamente comprometido por el ataque de las fuerzas policiales. Regresan a su base victoriosos y entusiastas. Algunos oficiales lloraban de emoción y hasta el mismo comodoro Krause no pudo resistir a la tentación de felicitarlos.

Durante las escaramuzas es tomado preso el capitán Avalle, quien recupera la libertad el día 20 a altas horas de la noche. A las 14 horas del día 16 se rinde la Escuela de Infantería.

ACTIVIDAD.-

En la base, mientras tanto, todo es actividad. Los oficiales, suboficiales y tropas no combatientes, preparan febrilmente los aviones que se encuentran en los hangares y entre los que figuran Beecheraft de transporte y bombardeo, D. L. de combate y Persival de entrenamiento. Un total de cincuenta máquinas.

Durante la noche del 16 al 17 comenzaron a llegar al aeródromo de Córdoba D.C. 3 de Aerolíneas que se habían plegado al mando del comandante Baragán, actual interventor de “Aerolíneas Argentinas”. El 18 llegaron tres Gloster Meteor Mk IV y seis Avro Lincoln, de las bases de Tandil y Villa Mercedes, respectivamente, que habían sido enviados a atacar las tropas y base de la docta ciudad. Aterrizan otros aviones al mando de los capitanes González Bosques y Rossi. Llega el teniente Weler y comunica que Resistencia se había plegado al movimiento. La fuerza aérea rebelde ya es poderosa.


Tomada la escuela de infantería, los efectivos de Aeronáutica irrumpen en la Ciudad de Córdoba al mando del capitán Sergio Quiroga y del primer teniente Bravo, y se apoderan de las tres emisoras que ya no abandonarán, lanzando al aire “La voz de la Libertad”. Luego atacan la jefatura de policía. En esta instrucción ocurrió un episodio desagradable. Los elementos que se encontraban dentro del departamento pusieron en el balcón una bandera blanca, pero cuando los cadetes y aspirantes se acercan, abrieron nuevamente el fuego e inmediatamente respondieron las baterías de la artillería revolucionaria, siendo reducidos y conducidos presos los policías.

GRAVEDAD.-

La situación empeora el día 17, Córdoba está rodeada en 360º grados. Importantes refuerzos enviados al general Morello y los efectivos del general Iñiguez presionan sobre la capital. El general Lonardi pide tropas a Cuyo y ordena fortificar en la zona de la guarnición aérea. La Escuela de Artillería se traslada con todos sus efectivos a ese lugar y empieza a vomitar fuego ininterrumpidamente. La aviación, por su parte, no descansa. Los pilotos atacan las tropas convinadas del general Morello e Iñiguez. Se combate día y noche. En las acciones nocturnas los aviones con luces de bengala, iluminan los blancos; la artillería hace fuego, guiada por aviones de reconocimiento. Fuertemente castigados por las tropas pronunciadas, los regimientos de los generales Morello e Iñiguez no avanzan, a pesar de los anuncios de radio del Estado (1) que informaba sobre presuntas operaciones de limpieza. Es digno de destacar que los aviones cumplieron un esfuerzo extraordinario y que los pilotos realizaron verdaderas proezas, pues, además de atacar a las fuerzas que los sitiaban, tenían que trasladarse a Villa Mercedes para traer bombas, y a Espora para proveerse de espoletas.

Por la noche del 17, las fuerzas del general Iñiguez –el 11 y el 12 regimientos de infantería- llegan a las afueras de Córdoba y se reproduce el episodio heroico de 1806. El pueblo cordobés –hombres, mujeres y niños- atacan a las tropas con toda clase de proyectiles, contagiados del fervor patriótico ambiental y animados por el incontenido deseo de recuperar la libertad perdida hacía más de doce años. Junto a este heroico pueblo pelean los cadetes y aspirantes de la Escuela de Aviación, la de suboficiales y las tropas aerotransportadas.

A todo esto, en la base de Córdoba se reciben nuevas y agradables noticias. La base de Villa Mercedes se había plegado al movimiento con la cooperación del grupo antiaéreo de San Luis, al mandato del mayor Argumedo, desde las 20 horas del día anterior. Aviones de la base de Reconquista (Santa Fe), aterrizan en Córdoba al mando del capitán Alegre. Chamical, puesto en desuso por el ex ministro de Aeronáutica, se une también. Los primeros Avro-Lincoln, aviones cudrimotores de bombardeo pesado, comienzan a llegar a Córdoba. La base de Plumerillo, con sus Calquín, el primer llamado de coronel Piantamura, se subleva al frente del comandante Navarro.

Aviones Gloster-Méteor Mk IV de Tandil, llegan a la ciudad heroica. Oficiales y suboficiales de las bases de Morón y Palomar, obligados a levantar vuelo para bombardear a la Escuela de Rio, arrojan sus bombas al agua y los que no pueden aterrizar en bases revolucionarias, se trasladan a Montevideo. Los aviones de la aeronáutica despegan leales (2) y en pleno vuelo se transforman en revolucionarios. Por eso sus camaradas de la marina los llaman “panqueques”; se dan vuelta en el aire…

MILITARES Y CIVILES.-

En la revolución se lucieron a la par de aviones militares y los de aerolíneas. Aquellos cumplieron extraordinarias horas de vuelo sin descansar ni darse reposo. Los comandantes de los aviones civiles, arrojaron bombas. Cuando fue necesario, por las ventanillas. La denodada acción de estos hombres impidió que se cumpliera la fantasía de Radio del Estado, anunciando a cada instante que Córdoba había caído. Aviones D.C. 3 de Aerolíneas, realizaron infinidad de viajes hasta la base de Espora con el objetivo de tener espoletas para las bombas, pues las autoridades depuestas habían desmantelado los proyectiles.
Otros aviadores tiraban, desde sus aviones, granadas. Lo fundamental era impedir que las fuerzas sitiadoras tomaran Córdoba.

EL ÚLTIMO BOMBARDEO.-

Finalizada la tregua, el comandante de las fuerzas revolucionarias a pedido del comando del Segundo Ejército, resuelve bombardear Rio IV, donde se había violado la tregua, aprovechando el paro para reforzar con tropas y tanques su ejército, a fin de poner en práctica la operación Falconier, A las 6 horas, 4 minutos de la mañana siguiente, despegan, de Córdoba, una escuadrilla de aviones Avro Lincoln y varios cazas bombarderos Calquín. El aeródromo de Rio IV, en donde se sospechaba habría Gloster, es destruido. Las tropas se dispersan y desde ese instante puede darse por anulada la operación Falconier que nunca llegó a realizarse.


“Clarín”

FUENTE: Revista “Nosotros los Muchachos” – Número Extraordinario – Septiembre 1955 – páginas 5 a 9.

NOTAS:
(1)Se refiere a las radios que apoyaban al tirano quienes permanentemente decían que la Revolución en Córdoba había fracasado y terminaban con la gran mentira de una frase que quedó en la memoria de los argentinos: “reina incesante calma en el resto del país” como muestra la nota esto no era así, y, hasta sus propias tropas se sublevaban en la primera oportunidad. Perón, en su formación fascista-nazi, procuraba –al igual que el ministro de propaganda nazi Gobbels en Alemania- desinformar a la población en la apariencia de una victoria que no tenían. Al igual que Hitler –que engaño al pueblo alemán a tal punto que aún faltando instantes para terminar el nazismo creía que iban ganado- Perón, engaño al pueblo argentino de igual forma, con los mismos métodos a travéz de su ministro de propaganda Apold.
(2)Al régimen peronista

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