CUATRO CHIQUILINES IRRESPONSABLES
Las declaraciones del ex vicepresidente Teisaire confirmaron los rumores de que la persecución religiosa argentina, o mejor en la Argentina, se desato por un hecho que pudo parecer intrascendente, y que sin embargo llevaba en si todos los gérmenes de las grandes revoluciones: el simpático y recordado desfile de carrozas del 20 de setiembre del año pasado, organizado por la Juventud Católica de Córdoba, bajo la asesoría del escurridizo Padre Cargnelutti.
Este movimiento de juventudes, que tiene visos de gesta heroica, pues no se hizo con prebendas ni por puestos, ni con esperanzas de títulos, sino simple y llanamente por esa llama de heroísmo y de fe patria y religiosa que late en la juventud argentina, ha publicado el manifiesto que transcribimos y que da idea de lo que fue y piensa.
Movimiento Católico de Juventudes
“El Movimiento Católico de Juventudes de Córdoba, ante el giro de los acontecimientos que son del dominio público, cumple con el deber de comunicar al estudiantado de toda la provincia y a la opinión pública en general lo siguiente:
Este Movimiento nació en agosto de 1954, haciendo su aparición los días 14 y 15, en manifestación pública, entusiasta y numerosa, como lo pudo comprobar Córdoba, que terminó con la entrega de banderines al Excelentísimo Sr. Arzobispo y consagración de la juventud a la Santísima Virgen.
El espíritu de este Movimiento respondía a los anhelos de la juventud de Córdoba; esto se demostró en forma incontestable en el entusiasmo con que se vivió la semana estudiantil iniciada con el famoso y tan comentado desfile de carrozas, presentadas por estudiantes de todos los Colegios Secundarios de esta ciudad y algunos del interior, siendo de notar que en el caso de los estudiantes pertenecientes a escuelas oficiales, estos actuaban bajo su propia responsabilidad y deliberación, en ningún caso con el apoyo oficial del establecimiento. Ahora sabemos que este espectáculo que sorprendió a Córdoba y trascendió a la República entera, como algo hasta entonces nunca visto, fue el motivo auténtico y el punto de partida de la persecución que hasta ahora sufriera esa juventud y nuestra Iglesia.
En ese desfile y en aquella semana, la juventud expresó franca y plenamente sus ideales de desinterés, de fe y de limpieza. Sin manifestarlo en el papel había dado al mundo su proclama.
Nuestro Movimiento que tan alegremente naciera, fue mirado como elemento de contradicción por el régimen depuesto; oficialmente se lo quería silenciar, pero no aceptó imposiciones.
A partir de entonces ya no hubo tregua para la juventud católica; salió virilmente a la calle a luchar por la libertad, la dignidad y el respeto a los derechos de la Iglesia; así sufrió vejaciones personales, golpes, intimidaciones, allanamientos en hogares de estudiantes, amenazas de la entidad oficial, que pretendía ser estudiantil, y sanciones disciplinarias que afectaron sus estudios.
El pasado 15 de agosto, día en que este Movimiento celebraba el primer aniversario de su aparición pública, la indignación estudiantil ante injustas prohibiciones llevó a al juventud a la calle; allí culminaron las medidas represivas y atropellos que todo Córdoba conoce.
Hasta se nos negó el derecho de rendir homenaje a un procer, imposición, que tampoco aceptamos.
Pero los represores materiales de esa auténtica juventud, a quienes no culpamos porque actuaban instigados, recibieron una felicitación calurosa de los servidores del régimen, que a su vez, eran los verdaderos autores de tan extemporánea como injusta represión.
Ante las circunstancias actuales, no podemos menos de expresar al estudiantado y a la opinión pública nuestro júbilo por el retorno de la Patria al camino de la libertad, al reconocimiento de la dignidad humana y al término de la campaña de difamación y persecución a la Iglesia Católica.
Y una vez más queremos testimoniar públicamente nuestra decisión inquebrantable de adherir hoy, mañana y siempre, a al causa de los derechos inalienables de la persona humana, conculcados largamente entre nosotros, y de luchar denodadamente por su mantenimiento definitivo.”
FUENTE: Revista “Nosotros los Muchachos” – Número Extraordinario – Septiembre 1955 – páginas 12 Y 13