Lo que usted encontrará en estas páginas son documentos históricos del período, sus transcripciones textuales y comentarios con citas y notas para comprenderlos mejor. Lea aquí la historia del peronismo que se oculta, se niega o tergiversa para mantener un mito que no es.

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TENGA EN CUENTA: Que vamos publicando parcialmente las transcripciones a medida que se realizan. El trabajo propuesto es ciertamente muy extenso y demandara un largo tiempo culminarlo. Por eso le aconsejamos volver cada tanto para leer las novedades.

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Crisis de la Vivienda

CRISIS DE LA VIVIENDA (1)

Sr. Nudelman. – Señor presidente: el problema que estamos considerando es de índole nacional, y necesita contemplarse con sentido de solidaridad colectiva, al margen de todo interés sectario y de egoísmo individualista, siempre despiadado y antisocial.
Es urgente que –sobre todo en quienes gravite en alguna medida la responsabilidad de la dirección política- se vuelva los ojos sobre la realidad argentina, estudiando con propósitos afirmativos la causa de los grandes males que le afligen, para proponer con franqueza y con verdad las grandes soluciones económicas, sociales y culturales que reclama la República, y que no podían venir sino por el camino de la justicia, que es el más firme cimiento de la libertad.
El maquinismo, con su revolución industrial en crecimiento gigante, rápido y desordenado, ha deshumanizado la ciudad, que ha olvidado a la naturaleza. La vida febril y congestiva, de tránsito difícil y apurado, el hacinamiento, la promiscuidad y la falta de higiene por escasez de vivienda, han comprometido el desarrollo del hogar, con grave daño moral y peligro para el porvenir del país.
Decía Champion en la Ciudad de Saarinem que “la máquina que debía hacer la felicidad de los hombres los va encerrando en urbes inhumanas donde se convierten en esclavos de las fuerzas materiales que debían liberarlos”.
Hoy, como hace medio siglo, la vivienda de la ciudad y del campo sigue siendo mala para el empleado y, sobre todo, para el obrero; antihigiénica e inhumana y, por lo tanto, inadecuada a la función social de ambiente y abrigo físico y espiritual para la formación de una familia organizada.
Subsiste en las grandes ciudades el inquilinato y el conventillo (2), de quien decía Alejandro Bunge en Nueva Argentina, que mucho se habla, pero poco se resuelve. Conventillo alarmante, siempre denunciado como una llaga nacional, siempre combatido por la palabra y el proyecto, pero siempre inconmovible. Tócale a la gran Capital, a la novena ciudad del mundo, a la segunda ciudad latina en población y en actividad comercial esconder bajo sus ropas pulcras tan dolorosas llagas.
También subsiste el rancho suburbano de lata de quincha, paja, adobe o palo a pique, con piso de tierra, sin puertas ni ventanas, en cuya promiscuidad viven hombres y mujeres, faltos de higiene, con mala ventilación, sin servicios sanitarios ni obras de salubridad, propensos a todas las enfermedades. Así vive parte de nuestro pueblo. Lo digo con gran dolor argentino.


-Hablan varios señores diputados a la vez.

Sr. Nudelman. – En 1936 documentamos el hecho, recorriendo el país acompañando a una comisión parlamentaria del Senado que estudió el problema de la vivienda y la desnutrición infantil. Durante el receso parlamentario de este año, con mis compañeros de sector he recorrido la mayor parte del Noroeste argentino y puedo asegurar que poco se ha modificado desde entonces. Se hicieron algunas construcciones. Todos los gobiernos han hecho alguna. Pero son como una gota de agua en el mar de necesidades. He visto muchos carteles en cambio.


-Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – Reconozco que es difícil la tarea; por eso todos deberemos hacer el esfuerzo con verdad y patriotismo, a fin de descubrir esas llagas y encontrar el remedio. La miseria es un baldón para la sociedad, y es allí donde nacen las violencias y las legítimas rebeldías.
Desde 1943 el país vive en materia de locaciones bajo el régimen de emergencia. Nació provisoriamente y como todo lo provisorio en nuestro país, continúa sin cesar. Iniciado con decretos del gobierno de facto del 4 de junio de 1943, fue continuado desde 1946 con prórrogas que mantuvieron en lo esencial aquel estado de cosas hasta la fecha.
El 29 de junio de 1943 el gobierno provisional dictaba el decreto 1.580, complementado por el 33.059, del 6 de diciembre de 1944, para regir en todo el territorio hasta el 31 de diciembre de 1945. Por ese decreto, a partir del 1º de julio de 1943 los precios de locación se rebajan a los que regían el 31 de diciembre de 1942. A partir de entonces el decreto del 21 de noviembre de 1945 y leyes del 30 de setiembre de 1946, 3 de enero de 1947, 2 de junio de 1947, 18 de agosto de 1947, 25 de agosto de 1948, 22 de junio de 1949, 27 de septiembre de 1950, 30 de agosto de 1951 y septiembre de 1952, fueron prorrogando ese régimen de improvisación y de emergencia en que se vive hasta ahora.
Hoy la Comisión Bicameral de la Vivienda –me complazco en reconocerlo- ha agilitado el mecanismo para consagrarse en los últimos tiempos a una tarea seria y constructiva –que espero continúe-, la que recogiendo el clamor público y las angustias colectivas de las que me he hecho intérprete en su seno, ha aceptado las sugestiones concretadas por mí, y salvo una de las que ha documentado el miembro informante, conforman todas el despacho de reformas que está a consideración de la Honorable Cámara.
Nuestra disidencia parcial se refiere a la crítica conceptual a una política que en su conjunto ha desarticulado la economía y la producción en grave perjuicio de la vida social argentina, de la cual el problema de la vivienda constituye uno de sus aspectos. También la disidencia se funda en algunas propuestas no recogidas por la comisión. Tal el caso de la reducción a que aspirábamos en materia de impuestos, tasas y servicios de la propiedad de alquiler congelado, y aquella de elevación del mínimo no imponible en materia sucesoria para amparar a los herederos del bien único de familia evitando que tuvieran necesidad de vender la propiedad única para pagar el impuesto sucesorio. (3)
Sin embargo, parece que la comisión comienza a dar soluciones al pavoroso problema, que es de índole nacional, que no puede parcializarse y que ha comprometido fundamentales resortes del engranaje en que se desenvuelve la vida argentina.
Aunque resulte una paradoja, el problema de la vivienda no puede resolverse sino construyendo. La política que anonadó el espíritu de iniciativa a favor de un estatismo absorbente y burocrático, trajo el desaliento en las inversiones que podían morigerar el mal.
Por otra parte, la inseguridad y la desconfianza minaron la fe y el espíritu de empresa que, sin duda, costará mucho restablecer. Por eso la rectificación saludable que se ha operado con estas reformas parciales, creemos han de ser el comienzo de la solución integral que reclama el problema de fondo.


-Hablan carios señores diputados.


Sr. Nudelman. – El régimen actual conspira contra el bienestar del país. El tiempo es factor que contribuye a ahondar las dificultades. Lo demuestra la experiencia propia y del extranjero.
No es fácil abandonar un régimen alrededor del cual se fundan poderosos intereses. La población de la ciudad vive angustiada a la espera de arbitrios de última hora que prolongan la incertidumbre y paralizan la construcción.
Nadie puede desconocer la gravedad de una descongelación. Sería una hecatombe de gravísimas consecuencias. (4)
El 80% de los inquilinos puede vivir a costa del alquiler congelado, pero tampoco hay que prolongar indefinidamente estas emergencias que se agravan con el tiempo.
Según las estadísticas que cita el ingeniero Butty en 1950, publicadas por la Municipalidad de Buenos Aires en documento que pongo a disposición de los señores diputados, de 396.893 familias sólo 100.055 tenían alojamiento que puede considerarse normal, con dos o tres personas por pieza; 67.233 familias viven a razón de cuatro a cinco personas por pieza; 10.346 familias a razón de seis a ocho; 394 familias de nueve a once personas; 42 familias con doce o más personas por pieza…

Sr. Gramajo. – Ese es el lastre que nos han dejado los gobiernos anteriores. (5)

Sr. Nudelman. – El lastre es el que tengo que soportar en ustedes para poder continual mi exposición.

Sr. Albrieu. - ¿En dónde ocurre eso, señor diputado? ¿Está hablando de la China?

Sr. Nudelman. – No, señor diputado; estoy hablando de la Ciudad de Buenos Aires. Todo eso determina el hacinamiento y la promiscuidad desastrosa en que vive parte de nuestro pueblo. La situación de aquella época se ha agravado en atería de conventillos y casas de inquilinato. Tengo perfectamente documentados los resultados de la comisión investigadora de las causas de los altos precios de los artículos de primera necesidad y de la vivienda de esta Honorable Cámara, constituida a iniciativa del talentoso diputado doctor Oscar López Serrot. También tengo los informes suministrados entonces por la Municipalidad de Buenos Aires, por circunscripción electoral, desde la primera a la veinte, en donde se establece la gravedad moral y social que determina esa situación.
Algunos diputados creen –sin duda de buena fe- que han desaparecido el conventillo, el que en realidad subsiste agravado –repito- como lo han reconocido honestamente en ocasión de otro debate los diputados Rumbo y Conte Grand.
Constituye una nueva expresión de desgracia en materia de vivienda el sistema de villas de emergencia instaladas en los aledaños de la ciudad: Villa Diamante, Villa Alegría, Villa Felicidad, Villa Cartón… (6) Invito a los señores diputados en quienes anime la noble inquietud por resolver el problema a que recorran esas villas. Tengo aquí la documentación fotográfica, que ofrezco a los señores diputados como prueba de las condiciones de promiscuidad, de hacinamiento y de insalubridad en que se vive en Buenos Aires, comprometiendo el porvenir de ese grandioso crisol de razas en que se funda el alma de la argentinidad. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos.)
Pido que para ilustración de la Honorable Cámara estas fotografías sean incorporadas al Diario de Sesiones.
La falta de vivienda se ha agravado por el éxodo rural, con la gente de campo buscando mejores perspectivas en las ciudades; por la industrialización; por las obras improductivas del Estado y para la gran burocracia, absorbiendo los materiales de construcción; por el aumento vegetativo; por la inmigración radicada de preferencia en las ciudades: el ingreso de inmigrantes, que alcanzaba a una cifra que oscilaba entre dos mil y tres mil diarios, muchos de los cuales han debido regresar, especialmente los de Italia, por falta de vivienda; y por último se ha a gravado también con las expropiaciones para oficinas públicas y con las demoliciones, como aquellas de la avenida 9 de julio, demolición de edificios, en perspectivas de crisis de vivienda, para amplias playas de estacionamiento… (7)


-Varios señores diputados hablan a la vez.


Sr. Nudelman. – Señor presidente: reclamo la tranquilidad necesaria para poder continuar mi exposición. Al señor diputado Otero le pido que por lo menos en homenaje a los obreros municipales caídos en la calle Castro Barros guarde un minuto de silencio.
Otro de los malos que han contribuido a agravar el problema lo constituye el encarecimiento progresivo de los materiales de construcción, el enorme aumento impositivo, la congelación de precios de los alquileres, que determina falta de interés en la construcción, y sobre todo la inflación, que con la desvalorización de la moneda disminuye su poder adquisitivo, problema que podrá ser mundial, pero que en el país, que no sufrió las contingencias de la guerra y vivió acumulando reservas de dinero mientras los pueblos de desangraban en defensa de la libertad del mundo no se justifica en manera alguna.

Sr. Albrieu. - ¿El señor diputado era partidario de que el país entrara en guerra?

Sr. Nudelman. – El problema es de tanta gravedad que, incluso, se ha llegado a violentar los términos de la ley sancionada por el propio Congreso de la Nación. Con pretexto de legislación, más de dos mil expedientes, en los que se habían llenado todos los requisitos legales hasta llegar a sentencia firme, fueron retenidos casi dos años en el seno de una comisión de esta Cámara. Devueltos después a la Corte Suprema de Justicia, se están diligenciando en cuentagotas para evitar el desalojo. Se trata en algunos casos de terrenos, como los que tengo aquí documentados, en los que existen algunas casuchas sin mayor importancia y en los que la influencia oficial evita de manera ilegal ampliar la capacidad locativa.
Comprendo que en este problema hay causas permanentes y transitorias, y también mundiales y locales. La escasez de vivienda no es nueva en el país; tampoco lo son las leyes de energía y de congelación de alquileres. Fueron en su tiempo medidas necesaria, eficaces y oportunas. Se tomaron todos los países. Pero las medidas de emergencia, útiles durante un tiempo, producen efectos contrarios cuando se prolongan demasiado. Es el fenómeno general de la inflación: tras el falso espejismo de un bienestar inmediato se prepara la miseria del futuro. Es lo que está ocurriendo en la República Argentina.
Y así ocurrió también con la vivienda y la congelación de los alquileres. Vino la inflación, el encarecimiento de materiales y falta de la mano de obra como consecuencia de las obras de gobierno. A eso se agregó el desinterés en la investigación, la inseguridad en los precios, el aumento de los gastos de administración, conservación y reposición, todo lo cual terminó paralizando la construcción.
Ya he dicho que la congelación en los precios del alquiler no es cosa nueva en el país. Los gobiernos radicales también la resolvieron. El 19 de setiembre de 1921, durante el gobierno de Yrigoyen, se congelaron los precios, pero no hubo inflación (8). Por eso la construcción pudo seguir su ritmo y al poco tiempo se cubrieron los déficit, pudiéndose volver al régimen normal en menos de dos años. En ese sentido las leyes 11.122, sobre subinquilinos; la 11.156, referente a locación de inmuebles; y la 11.157, congelando alquileres por dos años, reformaban disposiciones del Código Civil en los artículos 1504, 1507, 1509, 1583, 1604 y 1610. Esto significó para aquel entonces –todo hay que adecuarlo a la época y a las circunstancias- una verdadera revolución. Con claro concepto de la función social de la propiedad, Hipólito Yrigoyen hizo dar vigencia y realidad a un imperativo de la hora en defensa de los humildes.
Dos años después se dictaba en Estados Unidos una ley semejante. El ingeniero Ernesto García Olano, que ha hecho uno de los mejores estudios sobre la crisis de la vivienda, ha dicho con razón que el problema es, en todo el mundo, sobre todo un problema de índole económica, y que en un país en que ocurre –como en el nuestro- que el poder adquisitivo del jornal respecto a la adquisición de la vivienda sea cada vez menor no habrá solución permanente posible. Por eso en ciertas naciones se ha recurrido al subsidio. En los cuadros, cuya inserción en el Diario de Sesiones solicito, que han sido confeccionados con nuestra orientación por hombres de la mayor responsabilidad técnica, se demuestra cómo en la Argentina ha disminuido extraordinariamente el poder de compra de la vivienda con relación al jornal obrero, contrariamente a lo que pasa en Estados Unidos de Norte América, donde además se han podido resolver el problema sin recurrir a medidas económicas artificiales, subsidios, quitas o donaciones (9).
El estudio sobre el tema de Adolfo Lamas en “Ahorro y Préstamo para la Vivienda popular” demuestra que en 1948, en Estados Unidos, sobre 931.000 unidades de vivienda, el Estado solamente financió 17.800, es decir menos del 2 por ciento. Desde luego, la vivienda obrera no podrá ser resuelta con costos que hoy alcanzan en nuestro país a más de los 100.000 pesos por unidad (10), sin recurrir a subsidios o cobrando servicios mensuales que exceden los 700 u 800 pesos, que nuestros obreros no están hoy en condiciones de solventar.
En esta materia el segundo plan no puede ni aproximadamente resolver el problema. Constituyen una simple fantasía las afirmaciones que se hacen en ese sentido. Se encuentra documentado técnica y científicamente que el salario actual ha disminuido en u 30 por ciento en relación a 1948, que fue el índice más elevado. El costo de la vida ha neutralizado el aumento de jornales, como consecuencia, para el obrero, de la disminución del valor adquisitivo de su moneda. Para adquirir la casa propia ha descendido de 100 a 71.
Al término del plan aumentará el actual déficit de vivienda, que es de cerca de 1.300.000 unidades, en 700.000 unidades más. Se llega a esta conclusión sobre la base del censo general de 1947, que dio 4,7 habitantes por unidad de vivienda. Hay que agregar a eso la adecuada vivienda para la población que se incorpore al país normalmente, lo que hace necesario construir 140.000 unidades por año, o sea una unidad por cada tres nuevos habitantes que se incorporen.
En ese segundo plan, dada la imposibilidad de la financiación particular por el encarecimiento de los materiales y mano de obra, terreno, etcétera, el aumento de las construcciones sólo llegará a las 300.000 unidades que se propugna con la financiación de recursos oficiales.
En otro orden de ideas, en el segundo plan el índice de construcción se calcula en una unidad de vivienda por cada 6,6 habitantes de aumento vegetativo, índice muy inferior al del primer plan, que es de una unidad de vivienda por cada cinco habitantes y es uno de los más bajos del mundo en la actualidad.
En Estados Unidos desde 1950 se construye una unidad de vivienda por cada 2,3 habitantes; en Francia, 3,3; en Suiza, 3,8 en Bélgica, 3,5; en Italia, 4,5. En la Argentina, en 1947, se construyó una unidad por cada 4,6 habitantes, cifra que alcanzaría, según el plan, a una por cada 5 habitantes, es decir que, si el ritmo del aumento de la población fuera igual al índice señalado anteriormente, 8 millones de habitantes vivirían mas hacinados que ahora. La construcción en propiedad horizontal no ha modificado la gravedad de déficit (11). Lo demuestra el análisis de las cifras de la Síntesis Estadística del Ministerio de Asuntos Técnicos.
Por otra parte, el plan propugna la construcción de 60.000 viviendas por año; manteniendo la cifra de $ 40.000, promedio que otorga en préstamo el Banco Hipotecario según su última Memoria, se tendría una financiación de unos dos mil millones de pesos por año, que el gobierno espera cubrir por subscripción popular de títulos del tipo de las antiguas cédulas…


- Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – …que no podrán ser colocadas en el mercado interno por la incapacidad de absorción debida al exceso monetario y por falta de interés en este tipo de inversión. Si se piensa, según demostraremos, en la necesidad de construir casi cuatro veces más, haría falta un presupuesto de ocho mil millones, por lo menos, para financiar el verdadero plan de acuerdo a las necesidades del país.

- Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – La síntesis de esto es que mientras un obrero que tenía que trabajar un cierto número de horas en 1939 para comprar determinada cantidad de metros de vivienda, hoy necesita trabajar un 40% más. Esto lo demuestran los cuadros estadísticos cuya incorporación al Diario de Sesiones solicito.
Como consecuencia de eso también, de acuerdo al último plan de construcciones del Banco Hipotecario Nacional, para edificar una casa de 50 metros cuadrados un obrero necesita tener 10.000 pesos en la mano, a fin de cubrir la diferencia del costo de la obra que oscila entre 60 y 70.000 pesos. Con esos 10.000 pesos en 1939 compraba el obrero la casa y el terreno.

Sr. Gianola. - ¿Me permite una interrupción el señor diputado?

Sr. Nudelman. – Con mucho gusto.

Sr. Gianola. – El señor diputado por la Capital acaba de manifestar que los fondos que serán destinados a la construcción de la vivienda se obtendrán mediante la subscripción popular, en base a la emisión de títulos.
Yo no quiero creer que el señor diputado desconozca lo que era la cédula hipotecaria, cuál era el mecanismo por el que la cédula hipotecaria se convertía en dinero y que es lo que recibía, del Banco Hipotecario, el prestatario a quien se le acordaba un préstamo. Hay una diferencia tan grande, total y absoluta, que no vale la pena destacarla, existente entre cédulas hipotecarias y los títulos mencionados.

Sr. Presidente (Tesorieri). – Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.

Sr. Nudelman. – En homenaje al señor diputado he contradicho el deseo de mi bloque de no ser interrumpido, dada la limitación del tiempo de que dispongo.


- Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – El señor diputado por Buenos Aires no puede suponer que desconozco lo que es y fue la cédula hipotecaria. La diferencia que él señala nada tiene que ver con lo que estoy diciendo. Me ratifico en mas afirmaciones. Pretender financiar con inversión particular en cédulas hipotecarias constituye hoy una ilusión por la falta de interés en el inversor y porque no hay capacidad de absorción de títulos en el mercado interno, contrariamente a lo que ocurría en la época en que se emitían las antiguas cédulas hipotecarias.

Sr. Rumbo. – Está equivocado.

Sr. Nudelman. – Por eso es legítima mi argumentación, en cuanto sostenía que por esta razón se restringirá aún mucho más la posibilidad de las inversiones particulares para construir viviendas.

- Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – El ingeniero García Olano sostiene en uno de sus trabajos, “La crisis de la vivienda en la Argentina”, que este problema es uno de los más angustiosos de nuestra realidad.


- Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Ravignani. – Requerimos que se respete al orador en el uso de la palabra.

Sr. Presidente (Tesorieri). – La Presidencia ruega a los señores diputados que no interrumpan al orador que está en uso de la palabra.

Sr. Nudelman. – La afirmación que comento se funda en que los aumentos de sueldos y jornales de la clase media y obrera no son ya suficientes para permitir a la mayoría la adquisición de la vivienda propia, confirmando lo ya dicho que mientras en 1939 podía adquirir un peón de la construcción un metro cuadrado de superficie cubierta con 160 horas de trabajo en 1950 necesita 240 horas.
El precio actual de la construcción para obtener una renta del 5% por un departamento sencillo de dos habitaciones en las zonas suburbanas de la Capital –ha dicho el ingeniero Butty- requiere fijar un alquiler lejos del alcance del sueldo o jornal del empleado modesto y aún del obrero especializado. Los ahorros en sueldos sólo pueden capitalizar la suma para construir la casa propia, al costo congelado, pero no al costo actual, que ha seguido la evolución de los precios de los restantes productos. Por eso debe producirse, en un plazo más o menos breve, una paralización casi total de la construcción privada. Esto fue dicho en 1950 y, efectivamente, a partir de 1952 la paralización de la construcción privada ha sido casi total. Salvo la edificación en propiedad horizontal, que ya se ha paralizado también, nadie ha construido nada que no sea sobre la base del auxilio de los dineros del Estado.
En el plano de las necesidades de viviendas en nuestro país se requieren 12.000.000 de metros cuadrados por año, teniendo en cuenta que la población aumenta a razón de 450.000 habitantes anualmente –incluyendo el saldo inmigratorio- y que el problema de la crisis es más agudo aquí que en cualquier otra parte del mundo.
El ingeniero Luis V. Migone –uno de los valores más representativos en materia técnica, y autoridad consagrada en la materia- llega por otro análisis a resultados generales coincidentes, en sus trabajos sobre “Edificación privada en la República Argentina y Bosquejo de una economía argentina”. En el libro de Moyano, Llerena, Mercenaro y Llorens se hace esta afirmación terrible para el porvenir: “gran parte de la población argentina, quizá cerca de la mitad, se aloja en viviendas por completo inadecuadas desde el punto de vista de la higiene, la moral y las comodidades más elementales. En las 60 principales ciudades argentinas, en 1943, dicen esos autores, vivían en una sola pieza 2 y 3 personas, 227.100 familias; 4 y 5 personas, 156.600; 6 a 8 personas, 36.200; 9 a 11 personas, 2.900; 12 o más personas, 1.300. En la Ciudad de Buenos Aires el censo de 1936 revelaba que el 12 % vivía en inquilinatos. Ahora, según nuestros cálculos, es peor el cuadro.
En otro orden de ideas vale la pena considerar la incidencia del alquiler, tomando como ejemplo a Francia, donde existe el antecedente de la congelación del año 1914.
La incidencia del alquiler en los gastos familiares estaba normalmente en el mundo entre el 25 - 30%. Para nuestro país es excesiva esa cifra. Los alquileres congelados han rebajado ese porcentaje, por la moneda desvalorizada al 5 o 6 por ciento.
El costo de la construcción ha seguido aumentando y, lógicamente, los alquileres y el precio de la propiedad. De donde resulta que las casas nuevas no están al alcance de la gran masa de la población argentina, por falta de posibilidades para adquirirlas y también para alquilarlas.
Pasó lo mismo en Francia con la congelación de 1914: se paralizó la construcción, mientras continuaba la destrucción de los edificios abandonados a su suerte, por falta de interés en su mantenimiento.
El ingeniero Betty ha dicho que, por razones de vejez, desde la congelación se han destruido en Francia, en el transcurso del tiempo, más edificios que los que destruyeron las bombas y las balas de la guerra, agravando así el problema pavoroso de la vivienda.
Debido a esta política de emergencia crónica, coincidiendo con los factores económico sociales conocidos, de inflación, derroche administrativo, voracidad fiscal y encarecimiento de los artículos de primera necesidad, la gran masa de la población puede vivir hoy solo por la congelación de los alquileres, que determinan la paralización de la construcción y la escasez de la vivienda. Allí están también, víctimas de todo esto0, el pequeño propietario y el pequeño ahorrista, que quisieron cubrir su vejez con una pequeña renta, especie de seguro de vida y emplearon el ahorro en la adquisición de una casita para ese objeto (12) Hoy invierten muchos de ellos más en impuestos y gastos de conservación que el alquiler congelado que reciben.
Reconozco que la congelación de los alquileres no puede levantarse de inmediato, y por eso no lo he propuesto en el seno de la comisión. Sería tal la profunda perturbación económico social, el aumento de la inflación que ese fenómeno determinaría, que inmediatamente vendría el pánico y la miseria colectivos, que nos arrastraría a consecuencias imprevisibles. El 80% de nuestra población, que vive con alquileres congelados, no estaría en condiciones, al día siguiente de producirse el hecho, de llevar el pan para sus hijos (13).
Estoy hablando con gran preocupación argentina…


-Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – Desde 1932 –y eso es universal- el gasto del alquiler representa, como he dicho el 30% de las entradas. Francia, en virtud de esta circunstancia de congelación, desde el año 1914 hace excepción a esta regla.
Como el costo de la vida se elevó en el país de 100 a 500 en 1950 y arriba de 600 en la actualidad y el alquiler quedó fijo…

Sr. Rumbo. – Y en Francia, ¿Cuánto se elevó? (14)

Sr. Nudelman. – …dividiendo 30 por 500 resulta el índice de 6%, que es la incidencia del alquiler congelado sobre las entradas, a costa del propietario. Por ese alquiler congelado puede vivir el 80% de la población argentina. La congelación ha disimulado también, a costa del propietario, el aumento del índice inflacionista del país. Si se descongelaran los alquileres, una alta autoridad en la materia, el ingeniero Butty, ha dicho que inmediatamente se duplicaría el fenómeno inflacionario en el país.

Sr. Rumbo. – Evidentemente, eso es exagerado.

Sr. Nudelman. – Pero esa congelación, por falta de interés en las inversiones, contribuyó progresivamente a agravar el problema de la escasez.
El ejemplo de la congelación de precios gravitó también en los materiales de construcción. Entre los materiales congelados, el cemento y el plomo, por ejemplo, fueron los que más faltaron en el país.

Sr. Rumbo. – Por al gran demanda.

Sr. Nudelman. – Como el índice general del aprovisionamiento de materiales de construcción estaba estimado, en 1952, en un 15%, resultó que lo único que no seguía ese ritmo fueron los artículos congelados, y por eso el cemento y el plomo debieron importarse (15). El cemento de nuestra producción alcanzaba a 1.500.000 toneladas, y debieron importarse 500.000 toneladas más, gastándose en ello enorme cantidad de divisas mientras se perjudicaba la construcción.

Sr. Rumbo. – Por mayor consumo.

Sr. Nudelman. – No hablo de la bolsa negra; no quiero traer a este debate los negociados, que fueron exhibidos en su momento, de los muchos patriotas ciento por ciento que a nosotros llamaban “vendepatria” y que se enriquecían a costa del dolor y el sufrimiento del pueblo trabajador (16). Quiero mantener el debate a la altura de las soluciones que reclama el profundo drama que vive el país en la materia.
El ingeniero Marghetti ha demostrado que la rebaja del precio en un solo renglón no tenía influencia para morigerar los altos precios del conjunto. Debía ser global. El arquitecto Daverio, en su magnífica conferencia pronunciada en la Cámara de la Construcción, por otra parte, señaló como sentido social que la mejoría del estándar de vida, para ser eficaz, no debe serlo únicamente en calidad de viviendas, sino también en calidad de mercados, cines, almacenes, etcétera, que brinden posibilidad de mejor desarrollo individual y colectivo.


-Hablan varios diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – La construcción oficial y la absorción de locales obligada por la gran burocracia estatal fue de los factores que insumieron los materiales, disminuyendo la construcción y agravando el problema. A eso se agregaron las grandes demoliciones y expropiaciones, que también comprometieron las posibilidades de edificación ajustadas a las necesidades del país.
Hoy, sin duda, algún pequeño sector expandido en la vivienda por disminución biológica, o nuevos ricos, y algunos elementos parásitos que viven a costa del subinquilino, que en la reforma hemos tratado de suprimir por acuerdo unánime de la comisión…

Sr. Rumbo. – Los suprimimos de cuajo.

Sr. Nudelman. - ...elementos que han mejorado su situación y expandido sus comodidades; pero los más están sufriendo las consecuencias de esta mala situación. Se trata, no solo del propietario, sino también del inquilino, que no puede ampliar su casa o alquilar una nueva porque debe pagar en la actualidad precios exorbitantes, y por eso vive contraído; es por eso el hacinamiento de las grandes ciudades. Se incuba al margen de esta crónica ley el problema de los hijos y entenados, de los explotadores y de las víctimas indefensas.
Quiero de paso señalar que en materia de construcción una casa de departamentos es en materia de unidad de medida la construcción más barata.

Sr. Rinaldi. – Eso no es una novedad.

Sr. Nudelman. – Pero la Realidad es que se han reducido francamente las inversiones particulares para vivienda. Si de acuerdo con la estadística de 1946 se construyeron 2.689.000 metros cuadrados, en 1950, siguiendo el ritmo constructivo de todo el país, debieron haberse construido 4 millones de metros cuadrados, y sólo se han construido 2.090.000. La diferencia de casi 2 millones de metros cuadrados es lo que se ha substituido de las inversiones particulares para vivienda y por año, por falta de interés en las inversiones. A partir de 1951 el desinterés es total y la construcción está completamente paralizada.
El Banco Hipotecario ha prestado en la Capital, en 1944, 52 millones de pesos; en 1945, 73 millones; en 1947, 84 millones; en 1948, 251 millones; en 1949, 390 millones y el 1950, 206 millones, pero en moneda de inflación que no equivale siquiera a la de 1944, por el mayor costo de la construcción, que, como he dicho, se ha elevado cinco o seis veces. Ese aumento, partiendo del número índice 100 en 1944, se ha elevado a 455 en 1950, según números índices publicados en la Revista de la Construcción de mayo de 1952, que no difieren, por otra parte, de los estimados por la Dirección Impositiva, y en la actualidad puede calcularse que excede de 600.

-Hablan varios señores diputados a la vez.


Sr. Nudelman. – El estudio de la superficie de construcción por habitante en la Capital demuestra que siempre es inferior ese índice al de las ciudades del interior. Siendo en 1950 de 0,63 metros cuadrados por habitante en la Capital, llega a un metro en las ciudades del interior, exceptuando San Juan y Mar del Plata, por razones perfectamente conocidas, para alcanzar a 1,50 metros cuadrados en el Gran Buenos Aires, demostrando que el escaso interés de los inversores tiene consecuencias serias, especialmente en la gran ciudad de Buenos Aires.
Es evidente, por otra parte, que el número índice de la construcción difiere francamente del costo de la vida, que aparece disminuido por la congelación de alquileres, los estudios técnicos demuestran que para llegar a la relación de alquiler y costo de la construcción habría que llevar el monto del alquiler congelado a seis veces más con relación al año 1942; y aun aceptando la depreciación en un treinta por ciento, por desgaste de la propiedad, el aumento sería por lo menos cuatro veces más que el alquiler actual. Se comprende la gravedad que eso tendría en el aspecto económico y social, y en el presupuesto de cada hogar, frente a la inflación, que ha disminuido el valor del salario y su poder de compra.
Yo hubiera deseado entrar al análisis de una cantidad de situaciones más y analizar los proyectos que demuestran una noble preocupación de los distintos legisladores de la Unión Cívica Radical; que han puesto particular empeño en aportar ideas y estudios serios y responsables a la solución del problema, pero el tiempo de que dispongo está por vencer y eso me obliga a terminar la exposición en muy pocos minutos más.
Quiero solamente agregar que mientras en 1939 el precio por metro cubierto era de poco más de cien pesos, hoy puede calcularse, por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires, arriba de mil doscientos pesos.
Las reformas que en su momento propuse, y que fueron aceptadas por la Comisión Bicameral de la Vivienda, tienen concretamente a la descongelación de los alquileres para las nuevas construcciones, a partir del primero de enero de 1954, con el fin de entrar en el régimen normal de la ley; se suprime el inquilino parásito, substituyendo al principal locatario, que no ocupa la vivienda, por el subinquilino que la usa. Se incorporan con iguales derechos, en materia de desalojo de inmuebles, a las entidades que cumplan funciones públicas de interés nacional. En el caso de único bien, a fin de que pueda ser recuperado por el propietario, se compele a los inquilinos a recurrir al crédito oficial para la construcción de la vivienda propia, y las instituciones oficiales otorgarán preferencia a esta categoría de solicitantes. Para estos casos se fija la fecha de adquisición anterior al primero de julio de 1943, fecha de la congelación de los alquileres.
Se autoriza a construir en los espacios disponibles, suprimiendo la necesidad del desalojo judicial.
Se suprime el comercio infame de la transferencia, que todos conocemos. Conozco el caso de haberse pagado hasta tres mil pesos (10) por la transferencia de una habitación en un conventillo, y hasta ciento cincuenta mil pesos (10) por la transferencia de un departamento.
La Comisión Bicameral de la Vivienda no aceptó elevar el tope no imponible, en materia sucesoria, para evitar que los herederos deban vender el único bien de familia para pagar el impuesto sucesorio en caso de muerte del jefe de hogar.
Tampoco fue aceptado reducir los impuestos, tasas y servicios para la propiedad de alquiler congelado. Sin embargo comienza a darse soluciones. La comisión ha dado un gran paso. El problema se resolverá sobre todo construyendo. Hay que estimular la inversión particular y eso se ha propuesto en materia de nuevas construcciones. Los ahorros y la inversión particular no son ya suficientes. Hay que respetar por eso las instituciones privadas honestamente administradas, como las de crédito recíproco y las cooperativas, que ayudan a enjugar el déficit en colaboración efectiva y real. Creemos, no obstante, que en algunos casos debe auxiliarse, como si se tratara de un servicio público, a los sectores más imposibilitados económicamente.
El radicalismo no ha sido insensible al problema, ofreciendo siempre soluciones. Dentro de su doctrina y su programa y con lineamientos populares y democráticos que constituyen las características esenciales de nuestro pueblo se ha formulado iniciativas: por el ex diputado López Serrot, a quien se debe la constitución de la Comisión Nacional de la Vivienda; por Mauricio Yadarola, eminente legislador, que ha proyectado soluciones de tipo cooperativo, y por los ex diputados Zavala Ortiz, Zanoni, Gonzáles Funes, Pérez Martín y Liceaga. El proyecto de Instituto de Vivienda Popular, presentado en 1951 por el bloque de diputados de la provincia de Buenos Aires, contiene previsiones que superan a los mejores planes europeos de posguerra.
Para terminar, señor presidente, en esta lucha gigante debemos afianzar nuestra reserva frente al porvenir. Todos estamos comprometidos. El verdadero patriotismo exige paz interior dentro de la ley y de la Constitución para permitir, sin sumisiones incompatibles con nuestro orgullo nacional, la evolución constructiva que reclama la grandeza del país.
(¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador)

Sr. Presidente (Benitez). – Se va a votar si se incorporan al Diario de Sesiones las inserciones solicitadoas por el señor diputado por la Capital.


-Resulta negativa de 96 votos; votan 118 señores diputados.
Fuente: “Justicia Social”, Santiago I. Nudelman – Buenos Aires 1953 página 62 a 87.


NOTAS:
(1) Discurso del Diputado Nudelman en el debate de la Cámara de Diputados.
(2) Conventillo: Durante las epidemias de fiebre amarilla (y otras) del siglo XIX en la Ciudad de Buenos Aires, las gentes que ahí vivan (actuales barrios de Montserrat, San Telmo, etc.) abandonaron sus casas por miedo a contagiarse y emigraron al norte de la Ciudad (actuales barrios de Belgrano, Nuñez, Barrio Norte, etc.) abandonado sus viviendas. Pasadas estas pestes, estos edificios vacios se fueron ocupando por otras personas que terminaron por usucapirlos. Los dividieron en piezas y alquilaron estas piezas. El Conventillo original es de este origen. Luego a casas que se sub dividían (no importa de que estuvieran hechas, los conventillos originales son de material) se las llamo conventillo. En Dock Sud y en la Boca eran mayoritariamente de chapa y madera. Los incendios acabaron con la gran mayoría. Hoy solo quedan algunos como históricas construcciones.(3) Este impuesto fue, con el tiempo eliminado. Lamentablemente, su existencia hizo que la cultura de llevar las cuestiones legales y jurídicas en orden se fuera perdiendo, a tal punto que hoy –a pesar de no existir un impuesto a la herencia- mucha gente no realiza la sucesión de los bienes del causante y esto trae como consecuencia un desorden jurídico inmobiliario que aún se ve y se sufre. Estas son otras de las nefastas consecuencias que dejó la tiranía peronista: El desorden y la negligencia en la cultura.
(4) Los alquileres estaban congelados desde hacía tanto tiempo que –fruto de la inflación ocultada siempre por el peronismo- el inquilino pagaba un precio irrisorio por el alquiler. Además, no se lo podía echar por ninguna causa. Al punto que ya nadie alquilaba una casa desocupada y tampoco se construía. No era negocio. No tenía sentido.
Liberar totalmente el valor del alquiler traería como consecuencia el blanqueo de la terrible inflación negada y ocultada por el peronismo Al mismo tiempo que elevaría al valor real el alquiler de viviendas.
(5) Palabras semejantes he escuchado de los políticos desde que tengo uso de razón.
(6) Las primeras Villas Miseria son creadas durante los gobiernos de Perón. Por el movimiento de migración interno producido durante la tiranía peronista surge en la argentina este tipo de aglomeración consistente en casuchas de chapa y madera muy precarias y construidas en tal desorden que solo se circula dentro de ellas por callejones pequeños y retorcidos dando el aspecto de las viejas construcciones europeas medievales que dan origen a las “Villas” y “Ciudades” que tienen esas características de calles estrechas y enredados caminos. Las “Villas de Emergencia” son más conocidas por “Villas Miseria”.
(7) Hasta la década de 1960 estos estacionamientos continuaron. Hacia los años 1970 – 1980 durante la presidencia de Jorge Rafael Videla y Raúl Alfonsín fueron terminando las concesiones para empezar a hacerse los estacionamientos que existen subterráneos durante las presidencias de Carlos Saúl Menem en la década de 1990.
(8) Naturalmente que no la hubo, al menos en grandes proporciones. Era imposible que esto ocurriera ya que se venía de un siglo de buenos gobiernos en la alternancia de liberales y conservadores que tienen un orden económico y fueron los que hicieron que a cien años de la independencia la República Argentina fuera el séptimo país del mundo. Las medidas estatistas dirigistas de radicales y peronistas vinieron a destruir ese orden económico y llevarnos consecuentemente a un desorden caótico.
(9) Porque a diferencia de la Argentina estatista-dirigista de radicales y peronistas, Estados Unidos de América mantuvo el sistema económico liberal del libre mercado.
(10) Pesos Moneda Nacional (m$n)
(11) Es la Ley de Propiedad Horizontal Nº 13.512, promulgada el 13 de octubre de 1948, completada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 31.816 del 13 de octubre de 1948 y reglamentada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 18.734 del 6 de agosto de 1949 vino a modificar la legislación argentina, aprobando una nueva forma de dominio que en el lenguaje vulgar es conocida con el nombre de “Propiedad Horizontal” o aún más vulgar como “PH”; denominación, por cierto incorrecta, pero difícil de desterrar por la dificultad de hallar una expresión concisa y adecuada y por el empleo que los autores, la legislación y la jurisprudencia le dan en el mundo entero.
(12) Téngase presente que durante muchos años no existieron sistemas previsionales o jubilatorios obligatorios de ninguna índole y este medio –una casa para alquilar- era una forma de garantizarse un ingreso para el descanso en la vejez.
Cuando comenzaron los aportes previsionales, quienes ya eran ancianos y se habían procurado esa vivienda, sufrieron el gran perjuicio provocado por la tiranía peronista de no obtener lo suficiente a raíz del congelamiento de los alquileres. Ya que nunca habían aportado para tal fin. No existía esa posibilidad. Y así, comienza, de entrada, el vaciamiento de las cajas previsionales con “pensiones y jubilaciones graciables” otorgadas por el dictador a quienes nunca aportaron.
(13) Esto solo puede salir de una concepción dirigista de la economía. Entendemos que no es necesariamente así. Simplemente aumentaría a un valor real y que el mercado pueda pagar (tampoco le es útil a un propietario tener una casa para alquilar vacía). De hecho, cuando éstas nefastas leyes del gobierno de facto del 43 y sus prórrogas durante la tiranía fueron derogadas, ningún caos ocurrió. Simplemente se fijaron los costos de alquiler a un valor que le sirva al propietario y que pueda pagar el inquilino.
(14) El varias ocasionas la mayoría peronista utilizara esta herramienta para silenciar a los solo siete legisladores opositores que tiene la oposición durante los años del mandato de Nudelman. Con sentido antidemocrático y totalitario, la reforma al sistema electoral impulsada por el tirano Perón hizo que injustamente en relación a los votos obtenidos, la oposición solo contara con escasas bancas (a pesar de tener un 45% de los votos). Esta abrumadora mayoría y la ideología totalitaria del peronismo hacían que cuando querían callar a un opositor decidieran por “votación” cerrar el debate, o “que estaba fuera de la cuestión”. Las interrupciones –fuera de lugar- eran constantes. Lo más importante para el régimen peronista era que se ocultara siempre y a todo precio los abusos de poder y para eso, cualquier método era válido.
(15) Es absolutamente lógico que cuando algo deja de ser negocio, pues simplemente no se fabrica más. Ya sea porque paso de moda o hay algo mejor (como el caso de los televisores blanco y negro) o porque su costo es mayor que el que se lo permitía vender (como es el caso del cemento y el plomo mencionados por el diputado Nudelman)
(16) Bolsa Negra: mercado negro. Como ciertos bienes solo podían adquirirse a determinado precio fijado arbitrariamente por el Estado, estos dejaban de producirse y los que seguían produciéndolos los vendían al valor real, al valor de mercado pero naturalmente del mercado paralelo, o en negro. Pasaba durante la época nefasta del peronismo del “agio y la especulación” en donde solo se conseguían ciertos productos detrás de mostrador. Los “Patriotas ciento por ciento” -eufemismo con el que Nudelman llama a los peronistas que insultaban a los opositores- tildaban de “vendepatria” a todo el que se les oponía (Principalmente Perón y su señora Eva Ibarguren (Duarte) frecuentemente lo hacían- pero ellos eran los primeros en no cumplir estas normas. Ver a modo de ejemplo: Negociado de Automotores. Negociado de Televisores. Negociado de Autos Mercedes Benz . Superusina Termoeléctrica de San Nicolás.

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