Revista Nosotros los Muchachos - Un general con tonsura

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Un General con Tonsura… (1)



Una tarde de las que precedieron a la Revolución del 16 de setiembre, quedé extrañamente impresionado al ver llegar a mi casa a un excelente amigo acompañado por un sacerdote con cara de bueno pero no de cura.
Demás está decir que esto lo comprendí después. En ese momento pensé que sería uno de tantos (¡pobrecitos!) que se arreglan como pueden para convencer a los sastres.
(2)

Mi amigo se despabiló (3) inmediatamente: “Este sacerdote es de mi mayor confianza. Necesito que lo recibas y ampares, pues el gobierno lo persigue a muerte”.

Ni una palabra más. Es sacerdote quedó en mi casa con el consiguiente júbilo de mis familiares.
Al día siguiente, hallándose sólo, se me acercó el presunto Padre Castro y me dijo, sin rodeos: “Vea amigo, no quiero engañarlo más tiempo. Me llamo Videla Balaguer, soy, como sabrá, general, y he tenido que huir por haber sido delatada la conspiración contra el régimen. Pero la Revolución estallará. Si usted quiere correr el riesgo de seguir ayudándome, se lo agradeceré mucho.

-Mi General estoy a sus órdenes.

Poco después me pidió le consiguiera dos personas de suma confianza. Dos vecinos se presentaron al que ya se había convertido en un peón de estancia, cuya presencia no dejaba sospechar a los aviones que pasaban lentamente, en vuelos bajos.

Uno de los vecinos que yo elegí para la comisión del general, resultó ser encubiertos de otro refugiado conspirador.

Los dos emisarios partieron, uno rumbo a Montevideo para encontrarse a Zavala Ortiz, y el otro rumbo a Mendoza para hablar con el General lagos.
Muy poco después Videla Balaguer se fue a Córdoba, y… lo demás lo saben ustedes…

Francisco Lovera

CON JEFES DE ESTE TEMPLE LOS MUCHACHOS SE HACEN HEROES

“Cuando recibí el sable de general, lo primero que hice fue ir a la Catedral y allí, ante Dios y los restos del Gran Capitán (4), le pedí que me hiciera digno de ese sable, o de lo contrario me quitara la vida; si no iba a ser capaz de llevarlo con dignidad y modestia y seguir los designios del Gran Capitán, era preferible no ser jefe del ejército de la Patria”.

G. Videla Balaguer


FUENTE: Revista “Nosotros los Muchachos” – Número Extraordinario – Septiembre 1955 – páginas 24 y 25.

NOTAS:

(1)La tonsura era un corte de pelo al ras que sacerdotes y frailes se practicaban al ser ordenados y que mantenían durante su vida. Es esa “calvicie” que se puede ver en las estampas e imágenes de San Francisco de Asís por ejemplo.

(2) Durante la persecución religiosa que el peronismo lanzo contra la Iglesia Católica, todos los sacerdotes, ya sean del clero secular o religioso; como los hermanos no sacerdotes que debieran cumplir tareas fuera de sus conventos, debían –para evitar ser perseguidos y encarcelados- vestirse con ropas civiles; con ropas de laico. Esto hacia que no siempre se encontraran talles adecuados para proveerles una vestimenta.

(3) se dio cuenta.

(4) Se refiere a la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires donde descansan los restos del “Gran Capitán” (el General Don José de San Martín)

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