DIFUSIÓN DEL PERONISMO EN EL EXTERIOR (*)
La propaganda del “justicialismo”
En uno de los artículos que el dictador Juan Domingo Perón publicó en 1951 en el diario “Democracia” con el seudónimo de “Descartes”, se ha referido al “empleo perturbador de la inteligencia al servicio de la mala fe internacional”, que “ha creado en las relaciones internacionales de los países un estado latente de guerra sórdida y solapada”.
A fin de contrarrestar esta acción se estableció, a mediados de ese año, la Subsecretaría de Difusión en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, a cuyo frente se puso al comodoro Arturo Pons Bedoya, con la finalidad aparente, expresada en una de los “considerandos”, de “propender al mejor conocimiento de los valores de la argentinidad, difundir los principios de la cultura universalista, contribuir al respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales del hombre”, pero, en realidad, con el fin señalado en el artículo 2º, que dice: “En particular le concierne a la misma la difusión de la doctrina justicialista.”
Conocida es la inquietud que en algunos países vecinos produjeron los intentos de penetración peronista. En uno de ellos, Chile, funcionó una comisión investigadora de esas actividades; en otros se sospechó el apoyo demasiado efectivo de Perón a ciertas candidaturas presidenciales. No nos detendremos en esos aspectos. Chile ha publicado algunos documentos interesantes sobre el particular y su prensa ha juzgado a los políticos de uno y otro lado de los Andes que en tales hechos tuvieron participación. En los demás países ha sucedido poco más o menos lo mismo.
En este capítulo nos referiremos solamente a la infiltración del peronismo mediante la propaganda y las organizaciones obreras dirigidas por la dictadura argentina.
“El principal instrumento de esa nueva fase de la acción –expresa la memoria de la Comisión Investigadora en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (1)- era la unidad básica que funcionaba en la sede de cada una de las representaciones diplomáticas en el exterior y que, como la define la propia subsecretaría, “es un sindicato intelectual y de trabajo, con un ejecutivo a su frente al cual, por razones obvias, se subordinan todos los restantes que lo constituyen”. La integraban los respectivos funcionarios técnicos, agregados de prensa y obrero y radio operador, quienes además de las instrucciones emanadas de la cancillería, las recibían de la CGT y sus organismos.
“Actuaba, además, una vasta organización subsidiaria que, mediante todos los recursos y medios de la publicidad, servía claramente al fin de la penetración. De ella formaban parte la Agencia Latina de Noticias, las publicaciones subvencionadas, el Servicio Internacional Radiofónico Argentino (SIRA) y las delegaciones de la CGT, ATLAS, etcétera.
“La Agencia Latina de Noticias (AL) se había constituido como sociedad anónima en Rio de Janeiro, en 1949, en torno a un notorio agente de la dictadura peronista. Dos años después cayó en la órbita de la Subsecretaría, pasando la mitad de sus acciones a uno de los jerarcas del régimen peronista. Su objeto, como se expresa en la directiva de operaciones Nº 3, consistía en “penetrar en los órganos y las radiodifusoras para su utilización a los fines de la Subsecretaría”.
“Cumple su misión –agrega la memoria referida- mediante corresponsalías y agencias en todo el continente, realizando el tráfico de noticias falsas, tendenciosas, deformadas, que juega a favor o en contra de determinadas situaciones locales o internacionales, según los intereses del momento y las instrucciones que recibe a través de la Dirección General de Planificación y Asesoría. Su fuente noticiosa la constituye el “Boletín Radiotelegráfico”, del que recibe dos transmisiones diarias.
“La Agencia, establece la circular reservada Nº 2/1952, se comunicará normalmente por la vía cablegráfica ordinaria, pero “Cuando ese medio resulte inseguro o inconveniente, los textos respectivos se transmitirán por cable cifrado de la representación diplomática argentina”.
“El Servicio Internacional Radiofónico Argentino (ISIRA), dependiente de la Subsecretaría, orienta y realiza la acción radial “por medio de audiciones tipo” en castellano, inglés, francés, italiano, alemán y sueco.”
La principal de las publicaciones subvencionadas –“Verdad”- se concibió y actuó “como arma formidable de propaganda argentinoperonista, como órgano periodístico de agitación, penetración y choque en el exterior”.
“Todos estos componentes de la disociadora organización subsidiaria simulaban ser ajenos entre si y de movían necesariamente en el plano de lo subrepticio, la intriga y el fraude.
“Los elementos materiales de la acción de la Subsecretaría, en la que concierne a publicaciones, abarcaron desde el libro que pretende ser doctrina, hasta la literatura de agresión destinada a la doble finalidad de agitación y penetración.
“Esta última comprendía una infinita gama de medios y tonos: el libro, estudiadamente preparado para impresionar por su objetividad y sorprender así la buena fe de los lectores; el opúsculo o folleto que, explotando determinados hachos o situaciones desafortunadas, agrede y ultraja; el libelo o el anónimo que, desaprensivamente, difama y destruye. El material impreso por orden de la Subsecretaría en forma de libro o folleto confirma la distribución precedente. En efecto, por una parte se realiza la propaganda del régimen peronista y la glorificación de su creador, con una literatura que pretende ser meramente informativa, mientras que por la otra se desata una campaña impresa de franca hostilidad y agresión a países con los que Argentina mantiene relaciones amistosas. Este tipo de libro tiende a todas las capas de la sociedad y aún por medio de gráficos y dibujos a los sectores más atrasados de la población.
“Al tercer grupo pertenecen los sueltos fabricados en la Secretaría de Difusión con los elementos periodísticos remitidos por sus agentes en el exterior. Las unidades básicas (2), en distintos países, elaboraban con esas matrices notas y comentarios sobre hechos o episodios ocasionales, siempre ingratos y, generalmente, adaptándolos al ambiente local y al momento psicológico, de tal manera que, aunque dispares en forma, todos tenían simultáneamente un leit motiv común que traducía un complejo de resentimientos, alentando siempre un sentimiento de encono y de venganza.
“En otros órdenes, el conjunto de los elementos y recursos de que se echaba mano constituye un capítulo indigno en el que se conjugan, con matices sádicos y mórbidos, el espionaje, el soborno, la delación, la dádiva. La intriga, para explotar la credulidad, la debilidad y las fallas humanas, utilizando a ciudadanos de ortos países como medios en la prosecución del fin inconfesable que se proponían.
“La directiva número 5 ordenaba: “circular cartas anónimas”, “organizar campañas de rumores que tomen por blanco a autoridades locales norteamericanas y sus respectivas actividades, desprestigiándolas por todo los medios, aún los de apariencia más deleznable”, “oponer intereses de unos a otros”. “despertar recelos y envidias”, “suscitar el temor por la permanencia de beneficios”, “inventar negociados e indignidades”, etcétera.
“Nada inhibía o repugnaba a la Secretaría. Ni el desprestigio de la reacción contra el país, ni la bajeza de la acción, ni uno de los frenos morales que contienen o limitan aún a los más desaprensivos, ni las consecuencias materiales, ni el temor al ridículo.
“Agitando abiertamente las banderas del imperialismo y del capitalismo con que se identificaba de manera exclusiva a Estados Unidos., sobre el que se deseaba polarizar el odio, se creaba un espíritu de rebelión contra todo lo que –real o imaginario- se opusiera a sus falsos dogmas, a su mentido “humanismo”.
“Encubiertamente, comprando la voluntad de los venales, ganándose la adhesión o la gratitud de los necesitados, comprometiendo la complicidad en intereses electorales de grupos políticos, afines o no, pero siempre substancialmente antidemocráticos, se obtenían, en el propio país, los elementos indirectos de la penetración.
“Asombra que en este cuadro, que en algún momento pudo impresionar por las proyecciones de su aberrante concepción, cupiera, en plena vigencia del plan Marshall, la idea de distribuir ropas de la Fundación a los menesterosos de Washington.
“El medio ambiente, en todo este plan, impuso las características y los alcances de la acción.
En los países limítrofes, donde se pretendía imponer su programa definido de implicancias políticas, la técnica, los recursos y la intensidad del esfuerzo se fueron adecuando y adaptando a las alternativas cambiantes y a las exigencias de la finalidad propuesta. Así, en Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay, Paraguay. En los países donde existían fermentos sociales, es decir, en aquellos con preponderantes poblaciones indígenas y agudos problemas económicos, la directiva de la circular Nº 5 hallaron campo propicio para su cruda aplicación. El espejismo del justicialismo ofreció una falsa esperanza a sus legítimos anhelos de mejoramiento.
“En Estados Unidos, considerado eufemísticamente “Zona de exploración”, la acción oficial de propaganda se limitaba a la “difusión del material informativo”. La persistencia y la profusión de la campaña y el propio material –que se distribuía especialmente en las universidades, colegios, institutos de especialización, etcétera-, se consideraban y estudiaban, como manifestaciones de una nueva y confusa forma de totalitarismo híbrido, sin futuro, de estado policial sólo posible, en su modalidad, el Latinoamérica.
“Del otro lado del continente, la acción se concretó primeramente en España e Italia a favor de la miseria de la posguerra y el mayor esfuerzo se hizo con la visita –que tanto costó al país- de la difunta consorte (3); más tarde, en Siria, por causas distintas. La enorme cantidad de material impreso, lastimosamente inadecuado a la cultura europea, no salió de los sótanos de las representaciones diplomáticas-consulares.
“Donde la acción de propaganda fue más inoperante pero quizás más lesiva para la tradición de seriedad del país, ha sido en el seno de los organismos internacionales. Allí, las delegaciones del régimen, con frecuencia ajenas a los problemas y diferendos sometidos a su consideración, brillaban por su ausencia en los debates de las comisiones. Pero si cobraban relieves espectaculares en las sesiones públicas, especialmente las plenarias, para hacer a destiempo, sin tasa ni medida, el panegírico de las doctrinas y “realizaciones justicialistas” que ofrecían como fórmulas de salvación a los demás países concurrentes.
“¿Cuánto costó al país este grotesco calco de los ministerios de propaganda de los países totalitarios? En la medida en que a esta Comisión le ha sido posible determinarlo, el presupuesto visible de la Subsecretaría de Difusión, por los años 1952 y 1953, exclusive de los cuantiosos gastos por igual concepto, directos e indirectos, visibles e invisibles del Ministerio de Relaciones Exteriores como tal de los organismos conexos, de las organizaciones subsidiarias de prensa y de la CGT, ascienden a m$n. 150.918.019.- Esta cifra incluye, para no citar sino algunos rubros, m$n. 11.000.000.- para comunicaciones; m$n. 27.000.000 gastos reservados y 70.000.000 de pesos moneda nacional en propaganda y publicidad. Solo la elocuencia de las cifras puede dar una idea de la falta de equilibrio y sentido de responsabilidad de quienes manejaban esos fondos. Tres de los más inofensivos y menos costosos folletos –los que llevan por título “Policlínico Presidente Perón”, “La Casa de la Empleada” y “Hogar para Ancianos”- impresos en un total de 255.000 ejemplares -85.000 de cada uno- contaron al país m$n. 1.800.000.- ¿Cuál fue el destino final de esa valiosa propaganda? Contra toda lógica, la destrucción en su mayor parte. En el exterior destrucción cuando por su tono, provocaba indignada reacción a sus destinatarios; destrucción cuando por su inutilidad ocupaba lugar en las embajadas; destrucción en las aduanas al término de larga espera, sin que la retiraran; y finalmente, en los mismos depósitos de la Subsecretaría, destrucción. Aún hoy (4) esperan el mismo fin dos millones y medio de ejemplares.
“El mantenimiento de la Agencia Latina costó anualmente 214.572 dólares para las agencias del exterior y 2.581.800 pesos moneda nacional para la pretendida sucursal de Buenos Aires.
“Su liquidación repentina exigió los siguientes desembolsos: dólares 35.100; cruzeiros 609.800; o$u. 16.000; m$n 822.730. Todo ello con la agravante de que la conversión de las divisas se hizo al cambio preferencial, en un momento en que faltaban para satisfacer necesidades primordiales.
“La forma en que se invirtió y administró esa impresionante cifra, el oscuro manejo de los fondos reservados, contabilizados –para no dar sino dos ejemplos- fue de la manera siguiente: “Entregado al señor subsecretario dólares 19.000 con destino a ESP”; “Entregados al secretario general 47.000 dólares, sin otro comprobante de inversión”, “por no haber sido posible conseguirlos”; simples vales o declaraciones juradas tratándose en algún caso de “2 máquinas de escribir y útiles de escritorio”, son sobradamente indicativos de la discrecionalidad en la aplicación de fondos públicos.
“¿Cuáles fueron los resultados de la acción internacional de esta penosa creación de la dictadura peronista?
“Las actividades de difusión en este país –dice uno de los diplomáticos del régimen que intervino en ella- contribuyeron a la intensificación de la campaña periodística a nuestros intereses”. Luego agrega: “ellas despiertan un sentimiento de encono aun en los sectores del pueblo que demuestran simpatía hacia nuestro gobierno”.
“Otro jefe de misión, transcribe textualmente las expresiones vertidas en un acto público por un colega de América sobre “la ola de material impreso que se ha vaciado sobre Chile”. “Todos sabemos –precisa- que este material no tiene su inspiración o su origen en Chile, ya que no es otra cosa que una importación de nuestros enemigos. Es un obsequio que hace a Chile desde afuera y por mucho que se le examine no conduce a satisfacer las necesidades del país, a levantar plantas de acero, o contribuir al bienestar general.”
“Otro señala “que mucha de la propaganda impresa contradice quizás en forma evidente los sentimientos políticos de las personas a quienes sería destinada”.
“Y así los propios agentes encargados de la ejecución de las directivas contenidas en las circulares citadas más arriba y otras de tenor análogo, en una serie de informes que integran un legajo de centenares de páginas. Tal era el fracaso.
“pero si se hubiera reducido a ello el daño se habría limitado al inútil despilfarro de los dineros públicos en una mala empresa frustrada para bien El verdadero fracaso, el daño real silenciado por los agentes materiales de la acción consistió en que el régimen peronista, en sus espurias maniobras de hostilidad divisionista, en su embozado intervencionismo para levantar los pueblos hermanos contra el orden constituido a expensas de la libertad, traficando con el hambre y el analfabetismo, comprometió la tradición invariable de moralidad internacional del país y lo rodeó de recelos y lo colmó de oprobio.
“Agrava, si cabe, esa acción, el hecho de que el angustioso anhelo de convivencia pacífica había llevado en ls posguerra a los pueblos de América a concretar en instrumentos jurídicos internacionales –de los que la Argentina es parte- la proscripción y represión, no solamente de la agresión armada, sino de todas las otras formas de agresión: “Los Estados americanos procuran, por todos los medios a su alcance, difundir los ideales pacíficos y el principio de respeto que mutuamente se deben y reprimirán toda actividad o propaganda que directa o indirectamente tienda a sembrar el odio o la separación entre sus respectivos pueblos” (artículo 1º, resolución XLIII, Chapultepec, 1945).
“Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior excluye no solamente a la fuerza armada, sino también cualquier otra forma de “injerencia o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos políticos, económicos y culturales que lo constituyen” (Artículo 15 de la Carta de los Estados Americanos, Bogotá. 1948).
“Violando sistemáticamente esos instrumentos que definen el sistema de penetración indirecta con fines de perturbación y de agresión ideológica y quebrantando por todos los medios las normas de la decencia internacional, el gobierno depuesto se identificó plenamente en la conciencia mundial con las peores prácticas de las potencias agresoras.
“El mandatario depuesto (5) hizo anticipadamente su propio enjuiciamiento y definió con rara exactitud para estigmatizarlo, el género de acción en que estaba empeñado: “La preparación de la opinión pública de un país soberano –expresa en 1951 bajo el seudónimo de “Descartes”, (6) el inspirador de la política de agresión ideológica-, es parte de la soberanía que ejerce el gobierno y no puede cederla al extranjero sin verse incurso en el delito de alta traición.” “Toda interferencia foránea presupone un acto desleal y de hostilidad inadmisible, aunque se trate de salvar las formas, disfrazando tal intervención con la libertad de prensa o de las fuentes de información, con empresas comerciales, con agregados al servicio diplomático u otros engaños semejantes” “No se borra el fondo de una ofensa con el acicalamiento de la forma.”
“Meses después agregaba: “La responsabilidad en esos casos no recae en tales irresponsabilidades, sino en el país y en el gobierno que los dirige.” “los pueblos no olvidan nunca semejantes atropellos y tales afrentas a la dignidad nacional, que constituyen motivo de odios justificados y permanentes.” “En esto, como en todas las cosas de la vida, los que proceden mal sucumben víctimas de su propio mal procedimiento.”
“Ni el mandatario derrocado ni los ejecutores directos, según se ve, pueden invocar como atenuante el desconocimiento de las nefastas consecuencias que su acción ocasionó al país.”
La Agrupación de trabajadores Latino Americanos Sindicales (ATLAS)
A fines de 1951 se realizó en Méjico, con asistencia de catorce países americanos, una conferencia obrera internacional que proyectó crear una entidad que contrarrestara en nuestro continente la influencia de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), dirigida por el licenciado Vicente Lombardo Toledano y afiliada a la Federación Sindical Mundial con sede en Praga, Checoslovaquia.
De aquella conferencia se originó la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), con sede en Méjico, a la cual se afilió la American Labour Fedetation (Federación Americana del Trabajo AFL), que a su vez integró la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), fundada en 1949 y establecida en Bruselas.
Los delegados obreros argentinos ante la referida Conferencia de Méjico –entre los cuales estaban los mayores jerarcas de la CGT- plantearon en seguida la constitución de otra central obrera americana, con fin de difundir en el continente la “doctrina justicialista” a otros dirigentes y seudos dirigentes uruguayos y paraguayos y acordaron realizar una conferencia internacional en Asunción, para llegar más tarde a la formación de una central obrera que cumpliera el propósito de la hegemonía continental justicialista.
A principios del año siguiente se efectuó esa conferencia con gran ayuda del gobierno argentino y bastante del paraguayo. Concurrieron a ella 133 delegados que decían representar a 19 países latinoamericanos. Desde Buenos Aires se enviaron máquinas, aparatos de radio, artículos eléctricos, personal, etcétera, proporcionados por la CGT. En esta organización se cumplieron directivas y órdenes de Perón. De la Primera Conferencia Sindical de la Cuenca del Plata, como se denominó a esa reunión, se originó el Comité de Unidad Sindical Latinoamericana (CUSLA), con el propósito de “sostener la justicia social, la independencia económica y la independencia política”, vale decir la “doctrina” peronista. Al advertir esta tendencia, la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT) hizo pública una declaración en la que expresó que “el justicialismo argentino, practicado pura y exclusivamente en la Argentina, no debía traspasar los límites de la frontera nacional por ser considerado un imperialismo”.
En seguida CUSLA se dedicó a la formación de la central obrera continental. Luego de destacar emisarios en los países de América, preparó el ambiente para la realización de una conferencia en la ciudad de Méjico en noviembre de 1952. A ella concurrieron 131 delegados que decían representar a 14 países. No concurrieron Paraguay, Haití, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Brasil y Bolivia. La delegación argentina estaba dirigida por José G. Espejo, miembro del consejo directivo de la CGT, secretario general del CUSLA y representante del sindicato de la alimentación.
De esa conferencia de Méjico nació la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas (ATLAS), cesando el CUSLA.
En enero de 1953 se reunió por primera vez en Buenos Aires el comité ejecutivo de ATLAS. Anunció Espejo en ese acto que era deseo del mismo llevar la “justicia social” a todos los pueblos de América. Los diarios argentinos destacaron el hacho, especialmente “La Prensa” entregada a la CGT. Se crearon comités nacionales o delegaciones en los países adheridos: Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Méjico, Nicaragua, Panamá, Perú y Puerto Rico; y delegaciones en Guatemala, Honduras, Paraguay y Venezuela. A los primeros se agregó Brasil a comienzos de 1955. No se formó nada en Bolivia, Uruguay y República Dominicana. Luego, se logró una afiliación “moral” del dirigente máximo de la Federación de Obreros Gráficos Canadienses, a lo que se dio amplia publicidad, desnaturalizando el acto, para hacer creer que ese país había entrado en la organización ATLAS.
Los componentes de los comités nacionales eran elegidos a veces por las entidades sindicales de cada país, y en otras ocasiones desde Buenos Aires, directamente. Las delegaciones eran ejercidas por representantes, elegidos también en esta ciudad.
El nacimiento y expansión de ATLAS eran temidos por los organismos sindicales libres, ya que bajo la apariencia de loables enunciados se proponía la difusión del peronismo en este continente.
Los agregados obreros en la embajada argentina tuvieron la misión de captar a las entidades de trabajadores de cada país de América. Los gobiernos de algunos de éstos vigilaban la pretensión peronista en los medios sindicales.
Los fondos manejados por la agrupación provenían exclusivamente de la CGT argentina, y totalizaron $ 4.235.000.- moneda nacional provenientes de la Empresa Periodística Argentina (EPASA), editora de “La Prensa” sometida. Solo en una ocasión, la Conferencia Regional Obrera Mexicana (CROM) aportó $ 50.000 mejicanos para los gastos del congreso en ese país, cantidad de que no se hizo uso y quedo íntegramente a disposición de la entidad mencionada. En el extranjero los fondos para difusión del ATLAS provenían de las embajadas de nuestro país, por medio de sus agregados obreros.
La propaganda de toda clase era remitida por valija diplomática, para facilitar su entrada en los países americanos. Lo mismo se hacía con los pagos y sueldos de dirigentes en el extranjero, quienes con loas al régimen peronista no cesaban de pedir ayuda económica.
Se ha dicho por parte de sus dirigentes que ATLAS representó a dieciocho millones de afiliados, obreros de América latina. De la investigación realizada resulta que sólo la Argentina pudo considerarse adherida con 2.333.333 obreros cotizantes de la CGT y no 6.000.000 como aseguraban sus dirigentes.
De Bolivia no hubo adhesión verdadera, puesto que la Central Obrera Boliviana (COB), que agrupa a la totalidad de los sindicatos, no podía adherirse a ningún organismo internacional. Lo mismo aconteció con Brasil por parecidas razones.
En Canadá los obreros se mostraron cautelosos porque presumían que ATLAS estaba dominada por el dictador argentino Juan Domingo Perón.
Algo logró de Colombia, donde el gobierno fue indiferente a la formación de esa entidad y pudo el agregado obrero argentino obrar libremente. Su base fue la Confederación de Trabajadores (CNT), considerada como anticatólica.
La Confederación Nacional de trabajadores de Costa Rica, se adhirió a ATLAS con 1.600 afiliados. Su fuerza es escasa.
En Cuba (7) se logró la adhesión de unos cuantos dirigentes activos, a quienes se enviaban fondos desde buenos Aires. Uno de aquellos formó el Partido nacional Justicialista y publicó un manifiesto de adhesión a Perón preconizando la unión de los pueblos latinoamericanos bajo la bandera del justicialismo. Cuba ha sido foco peronista en el Caribe. Sus leyes acogen todo lo extranjero y de tal libertad se aprovecharon los peronistas. Pretendieron imponer la idea foránea y tal vez lo hubiesen logrado si a ella no se hubiese resistido la mayoría de los trabajadores de la isla.
Intensa fue la actividad del peronismo en Chile donde la subvención peronista fue abundante. Se creó con doble intensión un Comité de Acción de Defensa de la Economía Popular, organismo dirigido por los sindicatos de ATLAS con evidentes fines políticos. Cuando sus dirigentes no respondían a las instrucciones impartidas desde Buenos Aires, se les reemplazaba de inmediato. Uno de ellos declaró que se le había sugerido hacer espionaje peronista en contra de su patria. Como en todos los países, la embajada argentina prestó gran ayuda a esa infiltración. Se crearon varios periódicos y revistas para la propaganda peronista, tales como “Confederación”, “Basta” y “Justicia Vista”.
En Ecuador, ATLAS tiene un comité nacional sin personería jurídica, desconocida por el gobierno y sin importancia en el campo sindical.
En El Salvador funcionaba clandestinamente un comité de ATLAS, pues la constitución no permite la existencia de organizaciones extranjeras de ese carácter. No consiguió “entrar” en las masas obreras.
La introducción del peronismo en Guatemala fue considerable. A tal punto llegó que, cuando en 1954 aviones de la fuerza aérea argentina fueron en busca de un grupo de obreros que habían apoyado al presidente depuesto Arbenz, se creyó que se trataba de una invasión de Perón.
En Haití hubo bastante penetración, gracias a la indiferencia del gobierno. Hasta llegó a establecerse una Fundación Madame Paul E. Magloire, a ejemplo de la ex fundación (8) de nuestro país, y como aquí se usó el nombre de la esposa del entonces presidente.
En Honduras el movimiento “pro Perón” no tuvo ninguna importancia.
Al constituirse en Méjico el comité de ATLAS, se rindió homenaje a Eva Perón, considerándola más grande que Isabel la Católica y comparándola con Jesús de Nazareth. No pudo sin embargo adquirir ascendiente sobre los trabajadores.
Poco es, asimismo, lo que ATLAS obtuvo en Nicaragua, aunque la Confederación General de Trabajadores, con 15.000 afiliados, se adhirió a ella.
En Panamá se desconfiaba de esa entidad por considerarla al servicio de uno de los tantos imperialismos.
No obstante haber sido Paraguay sede del congreso obrero de Asunción en febrero de 1952, no hubo allá comité nacional de ATLAS, sino un simple representante a quien se envió dinero desde Buenos Aires. Nunca llegó este a lograr algo efectivo, pues hubo seria resistencia, aunque la infiltración peronista se hizo en otros círculos y sectores, facilitada por la vecindad de ambas naciones.
En Perú se afiliaron a ATLAS cuatro federaciones y 17 sindicatos, mencionándose como 7.600 adherentes. Al gobierno le resultó indiferente la actuación de aquella por su poca envergadura.
Los portorriqueños no llegaron a constituir una célula peronista fuerte, si bien hubo algunos dirigentes entusiastas.
En la República Dominicana, fue nula la infiltración peronista.
En el Uruguay los organizadores del ATLAS debieron actuar en semiclandestinidad. Para lograr infiltraciones en el campo gremial, los agregados obreros crearon la Casa Argentina. Mucho dinero se mando a seudodirigentes sindicales, que nunca fueron más que simples obreros con pretensiones de encaramarse en posiciones públicas, al extremo que fundaron una especie de partido político denominado Movimiento Nacional Revolucionario La Escoba, con un periódico así llamado, que hacía propaganda contra el gobierno y a favor de Perón. Se sabe que los elementos adictos a ATLAS sólo alcanzaban a unos 24.000 afiliados, teniendo las organizaciones adversarias unos 150.000 adherentes. De cualquier modo, Uruguay fue el país donde más intensamente se efectuaron los trabajos de penetración.
En Venezuela no logró nada, aunque en ella actuaron elementos decididos.
El minucioso informe presentado por el interventor en ATLAS, del cual hemos tomado los datos precedentes, termina diciendo que en el exterior se afiliaron a ATLAS 2.358.000 obreros, “siendo generosos en las cifras”, aunque sus dirigentes afirmaban que alcanzaban a 18.000.000, lo que era un disparatado bluff. También sus dirigentes en el extranjero son de poca representación, en su gran mayoría. Si alguno tiene más importancia, la debe a su actividad política más que a la sindical. Todos fueron servidores pagos del régimen peronista, mancomunados para desquiciar y destruir los movimientos democráticos de los países de América.
Como conclusión expresa el referido informe:
“Todos los regímenes totalitarios de estos últimos tiempos en el mundo, han proyectado e intentado proyectar fuera de sus fronteras nacionales, su pensamiento y su conducta desquiciante, con el propósito de extender su dominación económica, social y política, sobre aquellos pueblos que ellos consideran atrasados o menos evolucionados, y a los cuales, mediante una propaganda engañosa y taimada, pretenden hacer creer que son los abanderados de ideales que a esos pueblos les son caros. Y como en este siglo XX todas las corrientes de opinión política totalitaria han puesto el acento sobre la cuestión social, en la intención de captar a la clase obrera para hacerle servir a sus planes reaccionarios e imperialistas, esa propaganda intencionada está dirigida fundamentalmente al sector del pueblo constituido por los trabajadores. El peronismo, como brote de ese tipo en nuestro medio, no podía constituir excepción a la regla. En efecto, no conforme con estafar a la masa obrera argentina en sus más caras y legítimas aspiraciones y respondiendo a esa intención imperialista que constituye la esencia de toda la corriente totalitaria, puso la mirada y sus garras sobre las masas obreras de Latinoamérica.
“Para cumplir ese propósito, creó dos instrumentos de penetración que actuaban complementariamente: los agregados obreros a las embajadas argentinas acreditadas ante los países hermanos del continente y ATLAS. Este último nació por decisión exclusiva del dictador Juan Domingo Perón, sin intervención inicial de ninguna organización de trabajadores de los países de América latina. Apenas excluida la CGT de los congresos obreros internacionales en razón de ser un apéndice político de la tiranía en argentina, y carecer de autonomía e independencia como central sindical, y dejada de lado deliberadamente en oportunidad de constituirse CIOSL, que agrupa a las organizaciones de trabajadores de los países democráticos del mundo, los jerarcas de la CGT recibieron la orden de la dictadura peronista de constituirse en central sindical latinoamericana y cumplir dos objetivos inconfesados: 1) Exportar por vía sindical las ideas y propósitos de hegemonía o dominación económica, social y política, y 2) Oponerse a la ORIT (Organización Regional Interamericana de Trabajadores), filial del CIOSL para este trabajo en las masas obreras, y que prepara las condiciones que posibilitan su emancipación, mediante el esclarecimiento de su conciencia sindical y de clase.
“ATLAS se integró con la CGT argentina y con algunos sindicatos cuyos dirigentes, de poca monta, eran conocidos en el ambiente obrero americano por sus ideas antidemocráticas. Los jerarcas de ATLAS se convirtieron en servidores pagos del régimen peronista, para desquiciar y destruir las bases de los movimientos gremiales democráticos de sus respectivos países. Recibían y difundían la propaganda que en cantidades les remitía personalmente la CGT; la oficina de prensa y propaganda del régimen peronista depuesto (Subsecretaría de Difusión) y ATLAS Central. Fomentaban, alimentaban y financiaban conflictos gremiales, creados artificialmente para provocar dificultades a los gobiernos democráticos y antiperonistas de Latinoamérica, como se puede probar.
“Realizaban una sistemática campaña de intriga en el campo sindical del continente. Recurrían a maniobras de todo tipo para impedir que la ORIT se expandiera y comprendiese a todas las organizaciones obreras de Iberoamérica, haciendo creer a los trabajadores poco informados que dicha central estaba al servicio y era inspirada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, con lo que servían también los planes comunistas, a quienes también decían combatir. Agitaban, por fin, frases hachas, tratando de desunir a los pueblos o gobiernos que no se avenían a someterse a la degradante tutela del imperialismo peronista.”
NOTAS:
(1) Se trata de la Comisión Investigadora Nº 45. (Nota del Transcriptor)
(2) “Unidad Básica” es el nombre que el Partido peronista –hoy “Partido Justicialista”- da a sus locales partidarios. (Nota del Transcriptor).
(3) Se trata de la “Señora”, María Eva Ibarguren (Duarte) de Perón. (Nota del Transcriptor).
(4) Hacia el año 1958. (Nota del Transcriptor).
(5) Juan Domingo Perón. (Nota del Transcriptor).
(6) Con este seudónimo, apodo o Nick; Juan Domingo Perón publicó durante su tiranía en el diario “Democracia” una serie de notas que suman más de 150. (Nota del Transcriptor).
(7) Recordamos que es la Cuba anterior al régimen castrista y su tiranía comunista. Nos referimos a tiempos anteriores al año 1955. (Nota del Transcriptor).
(8) “Eva Perón”. (Nota del Transcriptor).
(2) “Unidad Básica” es el nombre que el Partido peronista –hoy “Partido Justicialista”- da a sus locales partidarios. (Nota del Transcriptor).
(3) Se trata de la “Señora”, María Eva Ibarguren (Duarte) de Perón. (Nota del Transcriptor).
(4) Hacia el año 1958. (Nota del Transcriptor).
(5) Juan Domingo Perón. (Nota del Transcriptor).
(6) Con este seudónimo, apodo o Nick; Juan Domingo Perón publicó durante su tiranía en el diario “Democracia” una serie de notas que suman más de 150. (Nota del Transcriptor).
(7) Recordamos que es la Cuba anterior al régimen castrista y su tiranía comunista. Nos referimos a tiempos anteriores al año 1955. (Nota del Transcriptor).
(8) “Eva Perón”. (Nota del Transcriptor).
(*) Libro Negro de la Segunda Tiranía – Ley 14.988 – Comisión Nacional de Investigaciones Vicepresidencia de La Nación - Buenos Aires 1958 – Páginas 246 a 257.