Proyecto de Resolución - Torturas a Pablo Dellepiane y otros

PROYECTO DE RESOLUCIÓN
La honorable Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Dirigirse al Poder Ejecutivo para que se sirva informar a la brevedad posible, verbalmente o por escrito sobre los siguientes puntos:
1º- Si ha tomado conocimiento y en su caso las medidas adoptadas para su prevención y castigo de los actos de brutal perversidad ejercidos contra detenidos políticos por algunos empleados policiales, en la sección 3º de la Policía de la Capital Federal.
2º- Si es exacto:
a) Que el distinguido ex profesor de la Facultad de Ciencias Exactas, Física y Naturales, ingeniero Pablo Dellepiane, hijo del teniente general de la Nación, ex ministro de guerra y ex jefe de la policía, don Luis J. Dellepiane, fue detenido en su domicilio el día 30 de mayo próximo pasado y conducido a esa seccional, donde, según su propia declaración, un oficial de nombre Cardoso (1) pretendía que declarara ser “elemento de enlace”, entre la juventud universitaria y dirigentes de la Unión Cívica Radical para provocar un movimiento revolucionario.
b) Que al negarse a ello fue llevado a un sótano, colocado sobre una mesa rectangular, estaqueado y con cuerdas que tiraban de los cuatro miembros en distintas direcciones empezaron a tratarlo inquisitoriamente haciendo pasar por su cuerpo, desnudo y previamente humedecido, un instrumento que producía terribles descargas eléctricas y que se repetían a intervalos variables, mientras que un empleado de nombre Aguilera le oprimía la boca para que no se oyeran sus gritos;
c) Que como el aludido insistiera en su inocencia, en un momento determinado se hizo descender a la cámara de torturas a un ex alumno suyo, el ingeniero Otto Franchi, también detenido, a quien, torturándolo con picana eléctrica, se le escribia lo que debía preguntar para que el profesor Dellepiane se confesara autor de hechos sobre los cuales, lo mismo que ocurría con su ex discípulo Franchi, nada sabía;
d) Que al recuperar el conocimiento se encontró en una habitación incomunicado, pero desde donde alcanzaba a percibir el gemido de otras víctimas y en cierta ocasión el ruido de vidrios rotos por una persona que después supo se trataba del señor Estrabou que, desesperado por las torturas, intentó suicidarse cortándose las arterias con los vidrios de la puerta del despacho del empleado Cardoso;
e) Que también el gemido en distintas oportunidades correspondía a mujeres sometidas a picana y en su ocasión vio que una de ellas, después de ser torturada hasta el desmayo, fue arrastrada desnuda por los patios de la comisaría. Se pretendía que denunciara el paradero de un familiar prófugo.
f) Que durante los días de torturas se negaba a los detenidos agua para beber, con el objeto –se decía- de prevenir accidentes cardíacos;
g) Que en la cámara de tormentos de la calle Sarmiento donde había vivido el prócer y en la que funciona la seccional de policía, se agraviaba su memoria haciendo presidir con su retrato estos actos de crueldad inconcebibles en un ser humano normal;
h) Que en cierta ocasión, mientras se le aplicaba la picana eléctrica, en el paroxismo de su angustia y su dolor, preguntó por qué se lo torturaba si no sabía nada, y el empleado cínicamente le prohibió pronunciar esa palabra “tortura”, diciendo textualmente: “aquí no se tortura a nadie”.
3º- Si es exacto que también fueron torturados gran cantidad de otros detenidos en investigación del mismo supuesto delito –Lombardero, Varela, García, Ricci, entre otros- y que el aludido empleado Cardoso, con una comisión a sus órdenes, viajó a Formosa y procedió a distintos allanamientos allí y en la provincia de Buenos Aires, llevando en una valija la máquina infernal (picana eléctrica) que conectaba en cualquier tomacorriente para obtener durante el oficio macabro autoinculpaciones de gente inocente.
4º- Que después de varios días de vejámenes y malos tratos fueron sacados en automóvil el ingeniero Dellepiane y el señor Estrabou y abandonados con nombres supuestos que se les habían enseñado y que debían repetir bajo amenaza de muerte –el ingeniero Dellepiane se llamaría desde entonces José Martínez y el señor Estrabou, Pérez-, en un calabozo de una comisaría, al parecer fuera de la ciudad, y que la víctima estaría en condiciones de identificar en caso de ser necesario.
5º- Si es exacto que a medianoche de ese mismo día fue traído de regreso a la comisaría 3º, coincidiendo con exigencias perentorias y reiteradas que en la seccional de policía formuláramos varios diputados nacionales ante el comisario, en presencia del comisario inspector, después de negar el oficial Cardoso, horas antes, que el ingeniero Dellepiane estuviera allí detenido.
6º- Si es igualmente cierto que en cambio el señor Estrabou no fue traído de regreso, no obstante la advertencia que les hiciera el ingeniero Dellepiane a los empleados policiales respecto al mal estado de salud en que se encontraba y cuya detención era ignorada aún por sus familiares.
7º- Que hasta tanto no fueron puestos a disposición de la justicia, todos los detenidos eran permanentemente amenazados con represiones violentas y venganzas personales y familiares para el supuesto de referir las torturas recibidas.
8º- Cómo se explica que existiendo organismos especializados para la represión del delito en todas sus formas –político, gremial o social- pueda prescindirse de ellos y empleados subalternos proceder a investigaciones por cuenta propia, invocando jactanciosamente órdenes superiores, y actuar con toda impunidad en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires.
9º- Cómo se concilian estos actos con el discurso pronunciado el 12 de junio próximo pasado, por el señor presidente de la nación, en el que, después de afirmar que “sin amor no hay nación grande” agregó que “el justicialismo quiere que esta patria sea la madre común de todos sus hijos, que sea buena y justa y que desarrolle entre todos ellos un verdadero cariño y una verdadera solidaridad”.

Santiago I. Nudelman. – Alfredo G. Ferrer Zanchi. – Manuel Belnicoff.

NOTAS:
(1) Los Hermanos Cardoso: Luis Amadeo y Juan Carlos, eran los dos especialistas de Perón en “sacar confesiones” con la tortura y todo método cruento.
Fuente: “Justicia Social”, Santiago I. Nudelman – Buenos Aires 1953 página 176 a 180.